La región más desconocida del universo sigue siendo el cerebro. (Villoro, 2017)
Esta sentencia de Juan Villoro no aplica al conocimiento de la anatomía, de las formas, grandes o chicas, macroscópicas o microscópicas, del sistema nervioso. Lo macroscópico lo expusimos aquí hace cuatro semanas; lo microscópico también se conoce en su totalidad, ahora que las nuevas técnicas de microscopía electrónica de barrido y la manipulación informática obtienen imágenes increíbles hasta de la mayor intimidad de las células más pequeñas del sistema nervioso, gliales o neuronas. No hay misterio alguno en ellas y sí, una gran belleza.



El término RELACIÓN, para fines de esta entrega, es la capacidad de “darnos cuenta de… y actuar en consecuencia”. Ni el
“darnos cuenta de…” ni “el actuar en consecuencia” necesariamente son
conscientes. Además, la relación no puede darse en forma individual; requiere de
alguien o algo más con quien ejercerla, pocos o muchos, y estamos en ella
siempre. Además, no se da en el éter, se hace en nuestro SISTEMA NERVIOSO (SN),
alojado en un cuerpo complejo que se desenvuelve en un medio ambiente también
complejo.
En la entrega del 13 de julio enumeramos los seis elementos funcionales necesarios para ejercer está función, que se dan en cinco elementos anatómicos. Un resumen de ello es el siguiente:
1. Receptores periféricos variados y especializados que recogen señales periféricas, 2. Un cableado conductor aferente que lleva esas señales al sistema nervioso central, 3. Un enorme conjunto de centros de procesamiento de la información, situados en el sistema nervioso central, 4. Un cableado conductor eferente que transmite estas órdenes ejecutivas a los efectores finales, 5. Los efectores finales, que son los músculos y las glándulas, y 6. Estas acciones finales actúan sobre los receptores periféricos que las desencadenaron, estableciendo ciclos funcionales ininterrumpidos.
La información que se recibe sobre el
entorno es en forma de energía física (luminosa, química o mecánica) que en los
receptores periféricos se transforma en eléctrica, la única que puede manejar el
SN. Esta transformación tiene lugar en los receptores periféricos y se
le llama transducción. A partir de este hecho y este sitio, las señales se
conducen, a través de pasos sucesivos de neuronas y sinapsis (cadenas de
neuronas) hasta el cerebro, donde se crean los mapas cognitivos de nuestro
medio y de nosotros mismos, que se manifiestan como gnosias (capacidad de reconocer); la interacción de ellas
constituye la conciencia del YO.
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Cadena neuronal |
Las gnosias se crean en la corteza
cerebral, pero en áreas distintas de la corteza para cada forma de sensibilidad
(vista, oído, olfato, tacto, etcétera). De ahí se inician o continúan cadenas
de neuronas de complejidad y trayectos variados, que en cada relevo en áreas de
la corteza cerebral o cerebelosa o en núcleos compactos del interior del cerebro,
el cerebelo y el tronco encefálico, se van modificando, redirigiendo,
reorganizando, complejizando y generando nuevas funciones exclusivas del
sistema nervioso: memoria, inteligencia, lenguaje, emociones, que actuando en
conjunto constituyen la MENTE, capaz de crear conceptos e ideas y convertirlos
en teorías, arte, ciencia, matemática y utilerías mil. Esta manifestación
terminal sólo puede hacerse a través del movimiento y de secreciones
glandulares. Los músculos y las glándulas son los efectores finales y únicos de ese
complejo SISTEMA NERVIOSO. Las señales siguen siendo eléctricas y
conducidas a los efectores a través de neuronas eferentes. Al llegar la señal
eléctrica al efector muscular, cambia nuevamente a energía mecánica, que es el
movimiento. Y así como la gnosia es la capacidad de reconocer, la praxia es la capacidad de saber hacer. Todo
este complejo sistema de funciones del SN
constituyen la función de RELACIÓN,
la CONCIENCIA misma, que es el
“darnos cuenta de… y actuar en consecuencia”.
Las gnosias
y las praxias requieren de
aprendizaje y memoria, y serán tantas cuantas podamos aprender y ejecutar; cuasi infinitas. Y
toda actividad que ocurra en el SN no depende tanto del número de
neuronas que alberga, sino de la forma y cantidad en que se comunican.
El SISTEMA NERVIOSO es una máquina compleja que exige que muchas de sus piezas, cadenas y engranajes, trabajen simultánea y sincronizadamente para cumplir su función de RELACIÓN a cabalidad.
Como toda máquina de alta tecnología,
necesita de un computador central, en su caso el CEREBRO, que administre
y controle cada una de sus partes y sus funciones.
Ahora bien, la complejidad del SISTEMA NERVIOSO es muchos millones de veces mayor que esto que acabo de describir. Es el gran territorio ignoto del universo.