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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 1 de febrero de 2021

LA MÚSICA COMO ARTE BELLO

Euterpe, musa griega de la música

 


Esta entrada pretende continuar, en parte, el hilo de pensamiento de la que se publicó el pasado 25 de enero.

La música puede entenderse como una forma de expresión de la belleza o como un lenguaje, queriendo significar con esto un código para transmitir ideas. El primer concepto es discutible, dado que la belleza es un fenómeno subjetivo, y el segundo no siempre es fácil de entender. Pero la mayoría de las veces la música, como la poesía, conjuga las dos funciones, usa los sonidos para comunicar ideas en forma bella.



Calíope, musa griega de la 
poesía heroica

Y si hemos tocado la poesía como comparación de la música, diremos que manejan elementos similares y así, un sonido en la música equivale a un fonema del lenguaje verbal. Un melisma en la música es lo que una sílaba en las letras, un motivo es una palabra y un tema es una frase. Las formas musicales como el lied, la sonata, cualquier forma de danza, un scherzo o un rondo, corresponden a formas poéticas establecidas, como el soneto, las décimas, etcétera; y las formas libres, las fantasías de la música, pueden compararse al verso libre, sin métrica ni rima, pero con ritmo.


Terpsícore, musa griega de
la danza y la poesía coral

Porque es el ritmo el elemento primero de la poesía y de la música; y si lo digo es porque a la poesía le es indispensable y la música nació como ritmo, al que después se sumaron los otros elementos del edificio estético: la melodía, la armonía y la dinámica.

 La música, como el lenguaje verbal, debe haber nacido antes que el concepto de belleza, que es una abstracción que los lenguajes han permitido a la cognición. Surgió como una necesidad social para acompañar a la magia, forma de pensamiento que dominó a los grupos humanos más antiguos. Pronto se le asoció la danza tribal. Esta forma de música, exclusivamente rítmica, sigue cumpliendo su función y se le escucha en las ceremonias mágico-religiosas de pequeños grupos étnicos en todos los continentes, excepto Europa.



Melpómene, musa griega 
de la tragedia.

Cuando al elemento rítmico se agregó la palabra, la música se enriqueció con la melodía. Para entonces, el hombre había salido de la magia y entraba a la religión y a la filosofía. Se creaban las abstracciones, entre ellas, la belleza. La danza también dejó de ser mágica y se convirtió en un placer estético, que la hizo muy variada. Se multiplicaron los ritmos, que posteriormente se sistematizaron en una escala de tiempos, desde el grave, el más lento, hasta el prestissimo, el más rápido. La melodía, digamos el sentimiento, requirió de la voz para su aparición, pero después la música pudo crearla con otros instrumentos y abandonar la voz humana. Máxime cuando ésta ya no se daba a entender porque la polifonía, superposición de varias voces, lo hacía imposible. Estamos hablando del siglo XII de nuestra era, en el mundo occidental.

Talía, musa griega 
de la comedia.


Diferentes voces, vocales o instrumentales, se colocaron a diferentes alturas de la escala de los tonos, y el músico se dio cuenta que había sonidos que se acompañaban bien, en tanto que había los que se estorbaban, los que sonaban mal. Así se creó la ciencia de las tonalidades, la armonía, que es el elemento que más contribuyó al enriquecimiento estético de la música, y que también es el que más ha cambiado en el decurso de los tiempos, porque los grupos de sonidos, acordes o escalas, que un tiempo sonaron mal, después sonaron bien, hasta llegarse a pensar que cualquier combinación podía ser buena, como el  atonalismo. El auge de la armonía, que predominaba sobre los otros elementos de la música, se dio en la época del barroco. Fue música muy bella, de una trama sonora muy rica, pero en ocasiones de poco contenido; como una poesía bien hecha, con gran forma, aunque el fondo pueda ser no significativo.

Erató, musa griega de la
canción amatoria.


Para que se diera la perfección de la música en la época clásica, hubo de aparecer la dinámica, que se refiere a los cambios de volumen y de tiempo dentro de una sola pieza corta, una canción, una danza o el movimiento de una sinfonía. Este elemento es nuevo; lo introdujeron los hijos de Johann Sebastian Bach y sus amigos después de 1750. Así, la música estuvo completa, por lo menos en lo que se refiere al quehacer estético, pues todo lo demás han sido variaciones sobre el mismo tema.






Las nueve musas griegas.