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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 5 de febrero de 2024

DE LA QUINTA SINFONÍA DE SHOSTAKOVICH.

Portada de la partitura de la
Quinta Sinfonía de Shostakovich


La noche del pasado viernes 2 de febrero regresamos a la Sala Tlaqna para estar en el concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, esa noche dirigida por el maestro invitado, Iván López Reynoso. La obra estelar del programa fue la Quinta Sinfonía de Shostakovich, que es una de mis sinfonías favoritas. Desde que me enteré que eso sucedería, ha venido recurrentemente a mi memoria el concierto en que yo la escuché por vez primera, que ha sido inolvidable: 26 de Noviembre de 1959.

Algunos años después, ejerciendo yo ya mi profesión y especialidad como neurocirujano, se me abrió una tribuna periodística para comentar la música clásica, tribuna que mantuve por casi treinta años. En ella publiqué mis impresiones de esa primera vez que escuché esa sinfonía. Es un documento más que nada emotivo, que ahora no me resisto a volver a publicarlo en mi blog desde estas Tierras Altas de Veracruz. Sale pues...



                                         . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Dmitri Shostakovich
1906 - 1975









"Siempre resulta grato repasar emociones vividas, recuerdos que dejaron marca en la vida. Así, ahora voy a repasar momentos vividos en la música con intensa emoción. Ello quizá los distorsione, pero tienen los méritos de la honestidad y la frescura, que así permanecen en mí.





Muevo mi máquina del tiempo hasta el mes de noviembre de 1959. Era un otoño muy frío en la Ciudad de México. Como parte de los programas de acercamiento cultural de la Unión Soviética, estuvieron en nuestro país Dmitri Kabalevsky y Dmitri Shostakovich. Dieron varios conciertos, sinfónicos y de cámara, de los cuales sólo asistí al primero, a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Mexico, el jueves 26, en el Palacio de Bellas Artes. Ese día me despedí de la capital por casi un año.

La segunda obra de la primera parte fue el Concierto para violín y orquesta de Kabalevsky. La orquesta la dirigió el propio autor y el solista era un joven violinista soviético. El concierto, un modelo de modernismo, se escuchó con el respeto de un público embrujado, que casi no respiraba para no perder nota o imagen de una música que no estábamos acostumbrados a oír, pero que no molestaba. Se gustaba el doble al saber que la recreaba su autor y éramos testigos de ello. Al término de la obra, el aplauso fue tímido, no por disgusto, sino porque estábamos anonadados ante un arte nuevo y contemporáneo, bello y trascendente.

Programa de pared del concierto del
26 de Noviembre de 1959
en el Palacio de Bellas Artes de
la Ciudad de México.


Pero el concierto creó un ánimo preparado y receptivo para la segunda parte del programa cuando, bajo la dirección del maestro Alexander Gauk, se interpretó la Quinta Sinfonía de Shostakovich. Obra de rebelión del artista presionado por el oficialismo en el arte, que hubo de retomar los caminos líricos y dramáticos de su naturaleza y crear obras épicas, en el sentido absoluto de la palabra. Esa obra es la apoteosis de la individualidad. Es la expresión de un solo hombre, con sus emociones, sus dudas y sus experiencias vitales. Es una obra autobiográfica, esencialmente optimista.




Los tres primeros movimientos se escucharon con emoción creciente que se sentía por dentro, aunque por fuera todo era silencio. En el cuarto movimiento se resumen las experiencias vitales del autor y su rebelión ante la censura aparece como un canto sublime de gloria. Así fue la respuesta del público al terminar. Y recuerdo las lágrimas en los rostros de muchos de nosotros ante la presencia del autor, del tímido genio que, doblado del cuerpo por la emoción, ni siquiera podía moverse para agradecer a un público que, rendido, lo vitoreó de pie y lo rodeó de flores por muchos minutos. Fue el homenaje al músico y al luchador por la libertad."