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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 22 de septiembre de 2022

INTERMEZZO 42. HOJAS DE LA VEGETALIA VERACRUZANA.





Recién que me cambié a las Tierras Altas de Veracruz hace cuatro meses, me contactó una amiga que tampoco es de aquí pero recién había visitado el estado. Me confesó: Lo que más me impresionó de Veracruz fue lo verde y la comida. Tal afirmación la he vuelto a escuchar de un par de personas, también inmigrantes. Yo la comparto, pero le agregaría el agua. No me atrevo a hacer una entrada en este blog sobre la comida, pero sí sobre el agua y lo verde, color que le dan las hojas de su vegetalia.



Lo verde de Veracruz lo dan sus bosques, sus selvas y sus jardines. Lo verde son las hojas, que multiplican por millones a las flores que podrían dar otros colores. Las ciudades y los pueblos no revierten el verdor, son verdes. Van imágenes de la verde Veracruz.







            


               Desde salir de casa...





































No todas las hojas son verdes...







... pero los paisajes, sí.













































































































































































Verde, que te quiero verde...



lunes, 19 de septiembre de 2022

PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL VINO EN CHINA.

Estandarte de Ur,  Mesopotamia. Tablero sumerio de 5,000 años de antigüedad.
Representa la paz y muestra un brindis con vino, el más antiguo que se conserva.

Los primeros testimonios fidedignos que tenemos del vino y la vinicultura por el género humano datan de unos ocho mil años y se reconocen en el Cáucaso, esa región donde coinciden Europa y Asia  y que ahora ocupan Georgia y Armenia. De una industria vitivinícola formal, el primer testimonio es de mil años después, en la Mesopotamia, en el terreno de la antigua Persia, ahora el país islámico Irán. Ahí el testimonio fue escrito por los sumerios en tablillas de barro y escritura cuneiforme. Hace cinco mil años, el arte e industria de hacer vino en grandes cantidades se dio en Egipto y por mucho tiempo, miles de años. El vino en Europa, a través de Grecia y Roma es muy posterior. Los caminos de esta expansión son conocidos y entendidos y de algunos de ellos he dicho en entradas previas de este blog.




De la vinicultura en China se sabe que existe desde hace unos cuatro mil años, pero nadie se atreve a sugerir los caminos por los que llegó a ese Extremo Oriente y es posible que no haya llegado de lugar ni por ruta alguna, sino que haya sido nativo, como sucedió en el Cáucaso. Pero el hecho es que, desde entonces, los chinos tienen vino y lo consumen y disfrutan de los mismos modos que lo hacemos los occidentales.

Monumento en la montaña a Mao Zedong,
 joven, en su provincia natal en China








Una pregunta a la que no he encontrado respuesta es si el consumo de vino en China estuvo prohibido o por lo menos limitado durante el régimen de Mao Zedong (1949 - 1976), que tuvo tintes nacionalistas extremos.



Vinos chinos actuales en el comercio




A partir de la muerte del caudillo, las relaciones políticas y económicas entre el Occidente y China se abrieron en los dos sentidos; todo lo que se puede se le vende a China y China nos vende todo, porque ahora todo se hace en China. Los franceses, españoles, chilenos y argentinos se han apresurado a vender grandes cantidades de vino a China y ha sido exitoso su mercado. Pero los chinos, que son casi dos mil millones en un terreno casi infinito, han crecido notablemente su industria vitivinícola y amenazan con invadir el mundo entero con sus vinos. Yo los probaré con gusto; estoy seguro que los hay buenos.

Li Po (699 - 762)





En todos los países en que se hace y bebe vino, se ha hecho poesía alusiva, desde siempre y hasta ahora; este blog es testigo de ello. Cierro esta entrada con una poesía  de Li Po, que sobresalió en la época de mayor esplendor de las letras chinas. Bohemio, gran bebedor y desordenado, fue amante de la naturaleza, buen músico y parece que pendenciero. Murió una noche cuando iba en una barca sobre el río Yang Tse; borracho, quiso alcanzar la luna que se reflejaba.






Una jarra de vino entre las flores,
No hay ningún camarada para beber conmigo,
Pero invito a la luna 
Y, contando a mi sombra, somos tres...
Más la luna no bebe 
Mi sombra se contenta con seguirme,
Tardaré poco en separarme de ella;
¡La primavera es tiempo de alegría!

Si es la vida un gran sueño,
¿Para que atormentarse?
Yo bebo todo el día.
Cuando me tambaleo,
Me duermo al pie de las columnas,
Despierto bajo el sol;
Oigo cantar un pájaro oculto entre las flores.
¿Qué hora será?
El viento de la primavera
Difunde la canción del ruiseñor,
Me siento conmovido y pronto a suspirar,
Más me sirvo otra copa.
Y canto yo también como los pájaros.
Cuando la noche llega a relevar al sol,
Se agotan mis canciones,
mas he perdido ya de nuevo
la sensación de lo que me rodea.

¡Qué corto es el día!
y aún cien años son nada.
El firmamento azul asciende al infinito,
y el tiempo es sólo una lucha eterna con los elementos.
Maku, reina de los inmortales, ostenta sus eternos moños,
Pero en ellos abundan los cabellos de nieve.
Y el rey del cielo, al ver a las vírgenes de jade,
ríe a carcajadas mil, diez millones de veces.
Y yo intento enganchar los seis dragones 
al carro solitario para subir a Oriente.
E invitaré a los dragones a beber exquisito vino
en la Osa Mayor, inmensa copa,
no busco la riqueza, no busco los honores;
puesto que soy mortal sólo pretendo vivir en juventud.