Esta pregunta se ha hecho para casi todas las ramas del conocimiento humano y las respuestas han variado desde siempre y hasta ahora, aunque la tendencia a lo largo de los años ha sido aceptar la segunda acepción: el conocimiento se aprende, no se enseña...; es como la vida misma:
NADIE NOS ENSEÑA A VIVIR, APRENDEMOS A VIVIR.
Esto es válido para todas las disciplinas, pero esta validez se vuelve compleja en tratándose de la neurología, que es la ciencia que trata del sistema nervioso en su totalidad y de sus enfermedades y es también el sistema orgánico que decide si queremos acceder al conocimiento por nosotros mismos o a través de terceros, el que define si queremos aprender a vivir o que nos enseñen a vivir. ¡Ojo!, es menos demandante de energía y capacidad que me enseñen para que yo aprenda, que hacerlo yo para aprender.
Es el sistema nervioso el que recibe y conoce de las condiciones de nuestro pensamiento y de su capacidad de responder a diferentes estímulos. Es el sistema nervioso, a través de su gran complejidad, el que conoce en detalle de nuestras capacidades sensibles y de aprendizaje; es el sistema nervioso el que conoce de nuestras capacidades efectoras para responder adecuadamente a los estímulos que constituirán nuestro ambiente vital. Y es, también, el único que conoce de la condición receptiva de todos los demás aparatos y sistemas y de sus capacidades de respuesta ante la multitud de estímulos que conforman el total que ofrece la vida diaria. Todos esos otros aparatos y sistemas son dependientes y servidores del sistema nervioso.
Por lo tanto, es mejor aprender la neurología con todas sus facultades, facilidades y dificultades que esperar que nos la enseñen. Hay que ir por ella, no esperar que me la ofrezcan. Sólo así será una virtud y no una carga.
Este es mi mensaje de Año Nuevo para el 2025. Felicidades.