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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 25 de abril de 2024

INTERMEZZO 78. CRÓNICA FOTOGRÁFICA Y VEGETAL DE UNA CAMINATA CORTA.





Saliendo de casa, 

11:35 










Flores, verdes y secos coinciden, como entre los humanos coinciden los buenos, los malos  y los feos.

11:36






          Aún en la colonia...

                  11:44













Lindero de la colonia y la selva - bosque.

11:50





















Plenamente en la selva - bosque

                     11:52





























11:55














                             11:56






















         11:58
















                                    
                            11:59
















          12:00








Como dijo aquel norteamericano sorprendido de México:

"Mi no entender"


                                           12:03



   












                12:05










          La bungavilia de cuatro ojos

                           12:07
                 
   








                   12:08















            12:11







               
                  12:14
 
De regreso en la colonia.      12:20 
    

lunes, 22 de abril de 2024

DE LA OCTAVA SINFONÍA DE MAHLER, LLAMADA "DE LOS MIL"

Gustav Mahler
(1860 - 1911


El pasado viernes 19 de abril regresamos a la Sala Tlaqná, esa hermosas catedral de la música en Xalapa, residencia oficial de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, para estar en una función más de la actual temporada, presidiendo y oficiando como director el maestro Martin Lebel para ofrecernos la Octava Sinfonía de Gustav Mahler, llamada "De los mil". Con este nombre se quiere dar a entender que se necesitan mil intérpretes para ejecutarla, entre solistas, instrumentistas y coro. Sólo el día del estreno en 1910, bajo la dirección del autor, se ha puesto la obra con tantos músicos.



Requiere de una orquesta grande, de más de cien instrumentistas, de un coro más grande, unos doscientos cincuenta entre adultos y niños cantores, ocho solistas cantantes y un director. Como se ve, son bastantes menos de mil. La Octava Sinfonía no es la más larga de Mahler, pues lo son más, y por mucho, la Segunda y la Tercera. Pero es una sinfonía gigantesca, que representa la mayor expresión del muy particular misticismo cristiano de su autor.

Mahler fue un católico por convicción, judío converso y estudioso de la teología, que tenía una interpretación muy particular de su religión, un verdadero sincretismo de elementos míticos egipcios, griegos y cristianos, aunados a la convicción de que el pensamiento humano es el centro mismo de cada ser.

La Octava Sinfonía de Mahler es de una gran ambición ideológica, pues en su programa integra, en la primera parte, el himno cristiano de Hrabanus Maurus Veni Creator Spiritus, que resume la experiencia cristiana de la fe, como no se ha vuelto a tener. Dos fragmentos de tal himno latino, dicen así:

 

Ven, Espíritu Creador,

visita las mentes de tus fieles,

llena de tu celeste gracia

los pechos que tu has creado

 

Lleva luz a los sentidos,

llena de amor los corazones,

ven, Espíritu Creador

a quien Paráclito llamamos,

don del Altísimo Dios

 

En la segunda parte, escoge su propia visión de la condición cristiana, y para ello toma el texto de la escena final de la segunda parte del Fausto de Goethe, que describe el ascenso del alma de Fausto al cielo. En ella, el alma pecadora es redimida por el amor y la intercesión de las mujeres. El amor de una penitente, en otro tiempo llamada Margarita; el amor de María Egipciaca, la prostituta de Alejandría a la que el mando divino le prohibió la entrada al templo hasta que ella lo suplicó a la Virgen María. Después vivió cuarenta años en el desierto haciendo penitencia; el amor de la mujer samaritana y el amor de María Magdalena, la gran pecadora. Pero todo porque lo ordena la Gran Consoladora, la Madre Gloriosa, síntesis goethiana y mahleriana de la Isis de Egipto y la Virgen María, el Eterno Femenino. Pero al fin y al cabo, el amor generador y creador: Eros.

La Octava de Mahler fue concebida como una sinfonía, pero puede llamarse oratorio si el público que la escucha en vivo participa de la mística emoción de la redención humana. La segunda parte está tan próxima a la ópera como jamás lo estuvo el compositor. Hay personajes, arias, un libreto y coros. La Octava es la síntesis de la música de Mahler. Proclama su ideal existencial: la unicidad del arte y de la revelación mística.

La Octava es la única sinfonía totalmente coral de Mahler. Las voces la impregnan desde el principio hasta el final. En cierto sentido es una pieza conservadora. Toda ella es contrapuntística, lo que hace volver los ojos a los viejos oratorios barrocos; y el contrapunto del primer movimiento combina las melodías de un modo más tradicional que el "contrapunto disonante" típico de Mahler. Todo él parece un tributo a los grandes motetes de Bach, una vigorosa celebración del barroco, como Mahler volvía a imaginarlo en 1906.

El segundo movimiento refleja un pasado más reciente: se refiere a las óperas de Wagner, pero es completamente mahleriano, en su estilo como en su estética. La Octava desencadena torrentes de sonido y es parte del intento estético de Mahler de incorporar su himno al poder redentor del amor en sonoridades de dimensiones apropiadas.

El estreno de la Octava ocurrió el 12 de septiembre de 1910, en Munich. Asistieron, entre tres mil espectadores, Arnold Schoenberg, Otto Klemperer, Anton Webern, Sigfried Wagner (hijo de Richard), Felix Weingartner, Leopold Stokowski, Stefan Zweig, Max Reinhardt, Thomas Mann, el príncipe de Baviera, el rey de Bélgica y Henry Ford. En sus memorias sobre su marido, Alma Mahler recordaba esta fecha:

Alma Mahler
(1879 - 1964)





“El último ensayo provocó un entusiasmo delirante, pero no fue nada con el estreno mismo. Todo el público se puso de pie tan pronto como Mahler ocupó su lugar ante el atril del director; el silencio sin aliento que siguió a continuación fue el homenaje más impresionante que pudo brindarse a un artista... Y luego Mahler, dios o demonio, convirtió esos tremendos volúmenes de fuentes de luz. La experiencia fue indescriptible.”




Si Alma Mahler no pudo describir la música de la Octava Sinfonía, ¿como podría yo intentarlo?


                                                . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Ahora bien, a fuer de ser sincero, a mi no me gusta la Octava Sinfonía de Mahler. La siento de “mucho ruido y pocas nueces” y poco original desde el punto de vista musical, que no ideológico.