Este es el tercero y último capítulo sobre la enfermedad última que me ha pegado en la vida, cuando transcurro por los últimos años de la novena década y cuando cualquier desajuste orgánico, llamémosle enfermedad, puede acabar con mi hermosa vida, que así la califico, pues no me quejo de nada en ella y le agradezco todas las bondades y bellezas que me ha otorgado. Entre ellas, ésta, que me permite compartir con ustedes bondades, bellezas y satisfacciones. Hoy les platico como se ha resuelto.
Pues resulta que yo creí que tenía una enfermedad del sistema nervioso, en particular del sistema del movimiento, que era generalizada pues afectaba los miembros superiores y los inferiores. Pensé que podría evolucionar hasta dejarme paralizado en forma total, lo que pronto me llevaría a la muerte, lo que no me hacía mucha gracia.
Me sugirieron consultar con un neurólogo (les recuerdo que yo mismo lo soy, aunque en retiro) y lo hice. Pidió se me practicase un estudio de resonancia magnética de todo el sistema nervioso (estudio que es horrible) y después de verlo (el sistema nervioso en la resonancia), me aseguró que enfermo estaba de todo el sistema nervioso porque estaba mal irrigado por sangre. Me recetó algo para mejorar la circulación del mismo y otra cosa para aumentar el neurotransmisor químico del movimiento. El primero me causó un daño horrible y el segundo no parece haberme mejorado en algo.
Pero se apareció en mi camino una joven y hermosa hada madrina, médica, especialista en Medicina Interna y Reumatología, que sabiendo de mis males me convocó a su consulta, me solicitó los exámenes de sangre necesarios e hizo el diagnóstico correcto de una enfermedad reumática propia de mi edad. Me prescribió la medicina oral correspondiente y he aquí que he mejorado hasta casi la normalidad, la que pronto alcanzaré. Estoy feliz y agradecido con la vida y con mi hada madrina médica y pronto, muy pronto, recuperaré mi normalidad de salud y con ello la normalidad de mi actividad física e intelectual. De ésta, este blog me es muy importante y pronto estaremos en la normalidad, con él y con ustedes.
No se vayan, que ya regresé a la normalidad.