Acerca de mí
- Rogelio Macías Sánchez
- Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022
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jueves, 14 de julio de 2022
INTERMEZZO 37. SEGUNDA FLORALIA DESDE VERACRUZ.
lunes, 11 de julio de 2022
SHOSTAKOVICH Y JACHATURIAN EN MÉXICO.
Dmitri Shostakovich 1906 - 1975 |
Muevo mi máquina del tiempo hasta los primeros días del mes de noviembre de 1959. Era un otoño muy frío en la Ciudad de México. Como parte de los programas de acercamiento cultural de la Unión Soviética, estuvieron en nuestro país Aram Jachaturian y Dmitri Shostakovich. Dieron varios conciertos, de los cuales sólo asistí al primero en el Palacio de Bellas Artes, pues ese día me despedí de la capital por casi un año. Hay algunas lagunas en mis memorias y ellas son el programa completo y cuál era la orquesta. No recuerdo si era la Sinfónica Nacional o una orquesta soviética. Pero se dio la apoteosis musical.
La segunda obra de la primera parte fue el Concierto para violín y orquesta de Jachaturian. La orquesta la dirigió el propio autor y el solista era un joven violinista soviético. El concierto, un modelo de modernismo, se escuchó con el respeto de un público embrujado, que casi no respiraba para no perder nota o imagen de una música que no estábamos acostumbrados a oír, pero que no molestaba. Se gustaba el doble al saber que la recreaba su autor y éramos testigos de ello. Al término de la obra, el aplauso fue tímido, no por disgusto, sino porque estábamos anonadados ante un arte nuevo y contemporáneo, bello y trascendente.
Pero él concierto creó un ánimo preparado y receptivo para la segunda parte del programa cuando, bajo la dirección otra vez de Jachaturian, se interpretó la Quinta Sinfonía de Shostakovich. Obra de rebelión del artista presionado por el oficialismo en el arte, que hubo de retomar los caminos líricos y dramáticos de su naturaleza y crear obras épicas, en el sentido absoluto de la palabra. Esa obra es la apoteosis de la individualidad, es la expresión de un solo hombre, con sus emociones, sus dudas y sus experiencias vitales. Es una obra autobiográfica, esencialmente optimista.
Los tres primeros movimientos se escucharon con emoción creciente que se sentía por dentro, aunque por fuera todo era silencio. En el cuarto movimiento se resumen las experiencias vitales del autor y su rebelión ante la censura aparece como un canto sublime de gloria. Así fue la respuesta del público al terminar. Y recuerdo las lágrimas en los rostros de muchos de nosotros ante la presencia del autor, del tímido genio que, doblado del cuerpo por la emoción, ni siquiera podía moverse para agradecer a un público que, rendido, lo vitoreó de pie y lo rodeó de flores por muchos minutos. Fue el homenaje al músico y al luchador por la libertad.