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Omar Jayyam (1040 – 1131) |
En la entrada del pasado 23 de agosto
expuse la relación entre el vino (su producción y consumo) y el Islam, la
religión de los musulmanes, cuyos principios y leyes fueron dictados por Mahoma en
el siglo VI, asentados en el Corán y vigentes en la actualidad; dicen que no se
han modificado. Han rebasado el ámbito religioso y en algunos países,
calificados como islamistas, se han instituido como leyes de gobierno. De ahí
la prohibición en ellos de producir, distribuir y consumir cualquier bebida
alcohólica; barren con el vino, por
supuesto. También dije que en algunos países islamistas se consiguen y beben
subrepticiamente sin gran dificultad.
De todas las religiones se rompen sus preceptos desde el día siguiente en que son dictados y no pasa nada; tal ocurrió con muchos musulmanes aun en vida de Mahoma (570 – 632) y hasta ahora. Es peligroso hacerlo en los países islamistas, no vaya a ser que me tope con los yihadistas, que son los violentos.
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Omar Jayyam y el calendario |
En todas las religiones y desde
siempre, ciudadanos han habido que públicamente se oponen a ciertas normas de
su creencia; suelen ser pensadores notables y distinguidos que ejercen el
derecho a la diversidad. El caso más hermoso de esto es el de Omar Jayyam, persa
y musulmán y uno de los espíritus más brillantes y diversos que nuestro mundo
ha conocido. Nada diré de sus numerosos hallazgos y contribuciones al saber
humano en el campo de la matemática y la astronomía, porque no los conozco a
cabalidad y porque esta entrada se refiere más que nada a su calidad sublime
de filósofo y poeta, poeta del vino, el amor y el destino. Primero serán citas
del vino y el amor; después algunos de sus rubayats.
“No temas la
pobreza. No persigas el oro. Y bebe, que una vida tan llena de pesares hay que
pasarla siempre en un sueño profundo o embriagado de vino”.
“No renuncies al
vino mientras sea posible. ¡Cuántas lamentaciones seguirían!”
“No sepas de otra
senda que la de la taberna, ni aspires a otra cosa que a vino, amor y música.
Con la copa en la mano, con el odre a la espalda, bebe, bebe, querido, y calla
siempre”.
“Acepta de la vida
cuanto te corresponda. Ven y llena tu copa de este buen vino. Ante pecados y
virtudes, Dios queda indiferente. Tu parte de placer no la descuides nunca”.
“Que sea nuestro
tesoro el vino, y nuestra casa, la taberna, y que sea la embriaguez nuestra
amiga”.
“Llena otra vez la
copa que nos libra del yugo de las vanas angustias y las vanas zozobras”.
“Preferible es beber buen vino, y de mi amada gozar de la hermosura, aunque por breve tiempo, a esperar lo que acaso no será”.
La gran pasión de Omar Jayyam fue descubrir los misterios del universo, las pasiones humanas y la existencia misma. Fue un literato consumado de su época y un referente del Oriente con la serie de poemas llamada Rubaiyat, su obra poética más destacada. Es una recopilación de más de un millar de cuartetos que hablan sobre la naturaleza y el ser humano, relatan los deleites del amor y los goces de la vida, que con las transposiciones de amargura y optimismo, conforman el carácter del individuo acentuado en su realidad.
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Rubaiyat, "el libro más lujoso". |
Cuatro Rubaiyats
Ha
llegado el alba, levántate, hermosa,
recreándote
toca el arpa y bebe vino,
que
durarán poco los que están aquí
y los que
se fueron, pasaron al olvido
En el círculo
que es nuestro ir y venir,
cuyo
principio y fin son invisibles…
Nadie en este concepto halla verdad,
que este venir ¿de dónde viene? Y este ir ¿adónde va?
Dime ¿qué
hombre no ha transgredido jamás Tu ley?
Dime ¿qué
placer tiene una vida sin pecado?
Si
castigas con el mal el mal que te he hecho,
dime
¿cuál es la diferencia entre Tú y yo?
Yo nada
sé; el que me creó,
hombre
del infierno me hizo, o del paraíso.
Una copa,
una hermosa y un laúd a la orilla del campo:
estas tres cosas para mí al contado, y para ti el cielo prometido.