Wolfgang Amadeus Mozart 1756 - 1791 |
El pasado jueves 5 de diciembre, se cumplieron doscientos treinta y tres años de que murió Wolfgang Amadeus Mozart, apenas a los treinta y cinco años de edad. Año con año, aquellos que en el mundo lo amamos, nos congregamos al redor de un reproductor de sonido para rendirle el tributo de nuestra atención emocionada mientras escuchamos las notas serenas de su Réquiem que la muerte no le dejó concluir, escrito para titanes del arte que no sufren ante la muerte, porque no mueren.
Mozart era católico porque nunca se cuestionó. Creía en Dios como rector del destino humano, lo cual le resultaba cómodo. No se llevaba con agnósticos ni ateos, a los protestantes nunca los identificó y los pocos judíos que conocía, eran conversos. A la iglesia no asistía más que a tocar el órgano, y cuando estaba de humor, turbaba las devociones en misa jugando con cadencias y adornos extemporáneos, que provocaban risas de los fieles y enojos de los curas. Su música religiosa, que puede despertar fervor en los creyentes, nunca estuvo dictada por la fe, sino por la voluntad de representarla. No es producto del creer, sino del querer, y cuando en sus cartas escribía “¡Oh Dios!", nada quería con Dios.