Acerca de mí

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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 2 de marzo de 2023

INTERMEZZO 51. ¡DE TRES TEMAS!













                   "Pelillo de gato" es el pasto.












Son tréboles pequeñitos,
goteados de rocío.








Pastos con gotas que hacen función de lentes.                                           



















Semillero de liquidámbar, 
caído y llovido.           
    





      
             ... y este es el liquidámbar.









No es un perro escondido del chipi chipi, es una hoja caduca de liquidambar.














               
        De mis hojas consentidas




























             Todas son hojas.





























                  



 ¡Ayy... pobre!
                   ¿Qué le pasó a ésta hoja?

                                                                                                 
                                                                                                                      
















Seca del tronco, reverdece en lo alto.
(Los cables eléctricos no cuentan)




































No son flores, pero cuentan.





lunes, 27 de febrero de 2023

¿ES EL HOMBRE UN ANIMAL MUSICAL?



      









Si puedes hablar, si puedes pensar, puedes hacer una canción.

Dadie Aime Loh





En el número de diciembre 2001 - enero 2002 de la revista Natural History apareció un artículo de Susan Milius titulado Face the music (Mirando a la música), en el que discute, sobre la base de opiniones de científicos especializados calificados, si acaso el hombre es una especie musical, ¿por qué y qué papel ha jugado la música en su evolución? La ilustración principal del artículo es la fotografía de arriba: un niño parisino  callejero de los años treinta del siglo XX que vierte su alma entera en la música. El artículo es la mar de interesante, comparto la mayoría de sus asertos y me ha inducido a preparar esta entrega para ustedes.

Parece ser que todos los humanos somos musicales. Hasta los de oído más duro responden a la música fúnebre en un entierro, al jugueteo de una danza popular o con nerviosismo ante la música de una película “de suspenso”. El que esto no suceda, porque no se puedan reconocer las melodías, se llama amusia y es una condición infrecuente del funcionamiento cerebral. La música es universal. Se ha dado y se da en todos los pueblos, con frecuencia como parte importante de la tradición cultural y a pesar de prohibiciones que en ciertos tiempos se han dictado para la música en algunos pueblos. Cambian los estilos y los instrumentos, pero la música está presente.

Coro de trabajadores de la
Secretaría de Educación Pública, México. 

Lo que es diferente es el papel que la música juega en las sociedades. En las comunidades antiguas y aun ahora en las sociedades no occidentales o no occidentalizadas, la música la hacen todos, como parte del trabajo, en la casa o fuera de ella, para educar a los hijos, convivir en sociedad o con fines religiosos, ya sea que anden persiguiendo ballenas, arrullando a los recién nacidos o comunicándose con el espíritu de los pájaros. En la sociedad occidental, capitalista e industrializada, se festina a los músicos especialmente dotados, pero se silencian todos los demás. Una creciente industria de grabación y venta de sonidos ha convertido a la música en una comodidad de consumo, haciendo de la música social algo fútil.

A pesar de esto, el hombre parece ser un ente musical, pero ¿por qué? ¿Tiene la música una función biológica? ¿Ha tenido que ver la musicalidad con la evolución de nuestra especie?

Si la música es un carácter universal del hombre, su origen debe estar en nuestros cerebros y en nuestros genes. Existe evidencia médica de que así es, pues enfermos que han sufrido una lesión cerebral vascular se han repuesto hasta hablar normalmente y reconocer sonidos del ambiente, pero quedan incapaces de reconocer melodías que antes del evento les eran familiares; quedan con amusia. Algunos son capaces de emocionarse en el momento con el carácter triste o alegre de la música, pero no reconocerla. El caso contrario es el de Vissarion Shebalin, compositor ruso que sufrió de un infarto cerebral que lo privó casi totalmente del lenguaje verbal, pero pudo componer su Quinta Sinfonía. Evidentemente se trató de sitios diferentes del daño cerebral.

Madre maya yucateca que arrulla a su bebé
Koonex, koonex palenxen.
..


Estudios de desarrollo neural de bebés hasta de ocho meses de edad, han demostrado que el niño es más sensible a diferencias de tonos y que puede distinguir entre tonos muy cercanos. Hay quien piensa que todos los bebés de esa edad tienen oído absoluto, es decir, la capacidad de discriminar entre tonos vecinos sin estar en el contexto de una escala. Parece ser que esa habilidad se pierde conforme se madura.

Acerca del papel que la música ha jugado en la evolución de la especie humana o del papel que la evolución ha jugado en el desarrollo de la música, Darwin propone que la música surgió a través de una selección sexual, algo parecido al canto de los pájaros que se da en la época de celo como parte del cortejo. Escribió: “Parece probable que los progenitores del hombre, hombres o mujeres o ambos, antes de adquirir el poder de expresar su amor mutuo en lenguaje articulado, procuraron seducirse con notas musicales y ritmo.” La música sería un elemento de competencia sexual.

Hay otras opiniones. Una de ellas sostiene que la música se originó por su capacidad de promover la cooperación y que ese fenómeno se inicia desde la cuna, con las canciones a dúo que acercan a la madre y al hijo y que persisten mientras el niño necesita ayuda de los padres. Es muy conocido el hecho de que quienes cuidan a los niños, los arrullan y los entretienen con música o por lo menos, con elementos sonoros que tienen muchos elementos de la música. Si esto se aplica a grupos mayores, que juntos cantan, bailan u oyen música, la música puede consolidarlos como un clan, un pueblo o una nación. Hay muchos estudios de psicología experimental que tratan de demostrar los caminos cerebrales para esto, pero su descripción completa está mucho más allá de los alcances de esta entrada.

Una idea muy impactante de los beneficios de la música para la humanidad naciente es aquella que propone a la música como “un campo de juego” para el pensamiento. El hombre tiene la cualidad única de su inmensa flexibilidad mental que le permite hacer abstracciones a partir de objetos externos y concretos, crear ideas a partir de elementos físicos. Ahora entendemos esto muy bien cuando lo analizamos con nuestro lenguaje verbal, pero al parecer hubo, antes de que apareciera el verbo, esa misma creación de ideas que tenían como única expresión la música. Si la música ha sido un lenguaje, es decir, un sistema de símbolos que permiten expresar ideas, lo fue antes que el lenguaje verbal, y seguramente fue indispensable para el desarrollo de este. Existen hallazgos arqueológicos que permiten suponer esto y afirmar que “sin música, quizá nunca hubiéramos sido humanos”.

La música es un aglutinador social. Shostakovich compuso en 1941 una sinfonía que ahora se conoce como la Sinfonía de Leningrado, para estimular el espíritu patriótico y la resistencia de la ciudad al asedio de los nazis, que duró 872 días. Y lo logró: Los nazis nunca entraron a Leningrado. Ahora recomiendo ir a la entrada del 1 de agosto de 2022 donde aparece un gran poema de SOM que describe, con emotividad mayor, los quehaceres y sinsabores de Shostakovich para componer esa pieza suprema de la música heroica.

Gibones que cantan a dúo


Terminaré la entrada diciéndoles que no somos la única especie que hace música. Los gibones, esos pequeños primates, viejos primos nuestros que habitan en el Sureste de Asia, cantan. Sus vocalizaciones reúnen varias de las condiciones que se le piden a una canción nuestra para ser llamada así. Cantan solos, a veces en dueto e inclusive con un coro de fondo.