Crónica de los minutos finales de un partido de la
UEFA Champions League.
Un martes de noviembre, cerca de las cuatro de la tarde. Frente a un televisor casero, una pareja de edad mayor sigue con interés un partido que se disputa en ese momento en la ciudad de Kiev, en Ucrania, casi a la media noche de allá, con gran frío y sin público en el estadio. Ustedes saben, es por eso del CoVid-19 lo del estadio vacío, que lo de la hora infame es por conveniencias financieras de las compañías televisoras.
Es un partido de la
fase de grupos de la competencia y lo juegan el equipo local, el Dínamo de Kiev,
y el Barcelona, nada menos; este es el favorito y lo es, en particular, de la
pareja mexicana referida. La simpatía de él es estable; la de ella es reciente
y será pasajera, pues siempre apuesta por personajes de los equipos, jugadores
o directores técnicos, no por la institución.
El partido está siendo
transmitido “en vivo” desde Kiev, por una importante cadena televisora
especializada en deportes, pero narrado y comentado por los especialistas desde
su casa, una vez más por esto del CoVid. Son magníficos. Uno de los tres es
mujer de edad media, guapa, conocedora profunda del fútbol en sus aspectos
técnicos y muy centrada en sus opiniones, siempre prudentes, serias y sin gran
componente emocional, real o fingido,
como lo muestran algunos cronistas varones. Es una delicia escucharla.
La señora que está
atenta al juego es también una buena analista de la técnica del fútbol, nunca
dice barrabasadas, pero la emoción le gana con frecuencia. Su orientación
emocional en los últimos años está centrada en Antoine Griezmann, del
Barcelona, al que sigue y conoce en todas sus actividades que son públicas,
pero especialmente en la deportiva profesional. A esto contribuye que el señor
es guapo, simpático, polifacético, figura mediática y "champion du monde".
El partido estaba por
terminar y el Barcelona ganaba 3 - 0. No había posibilidad alguna de que el Dínamo
de Kiev revirtiera el marcador o siquiera empatara. Pero ocurrió una jugada “de
equipo” estupenda por parte del Barcelona. Se inicia a medio campo con pases
estratégicos burlando enemigos hasta llegar al área penal, donde Griezmann
recibe el balón y rápidamente lo pasa a un
compañero en la lateral izquierda, quien después de unos tanteos y
avances cortos lo regresa a Griezmann en el corazón del área chica, el que, entre un bosque de
piernas de coequiperos y contrincantes, hace un disparo raso, violento y
magistral, que deja sin oportunidad alguna al portero del Dínamo.
Entonces se dio la
inimaginable batahola de alegría femenina, pues mientras la comentarista hacía
una apología emocionada de la jugada completa y, sobre todo de su culminación, que
califico como “una joya espectacular”, la televidente se levantó de su asiento, brincaba, gritaba
bravos y aplaudía con frenesí, mientras la otra, desde su casa continuaba con
su discurso exultante que parecía no tener fin. La alegría de ese espectáculo
privado fue hermosa y contagiosa; ¡lástima que debió terminar!, pues el
juego debía continuar aunque fuera tan sólo por dos minutos más.
Ya imaginarán ustedes
que la mujer televidente se quedó a escuchar los comentarios posteriores al encuentro
y que repitió su entusiasmo cuando la comentarista de marras volvió a hacer
apología de la gran jugada y demostrar su admiración y cariño por Antoine
Griezmann. Probablemente en tiempo próximo se pongan en contacto para fundar el
Club Mexicano de Admiradoras de Antoine Griezmann, A. C.
Rogelio
Macías Sánchez
26
de noviembre de 2020