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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 28 de octubre de 2024

DEL CONCIERTO DE FUEGO DE ALEXIS ARANDA...

 ... O ¿QUÉ TANTO LOS VIEJOS PODEMOS DISFRUTAR DE LO NUEVO?

Alexis Aranda (1974)







Esta entrada es de reflexiones sobre mí mismo, a los 87 años de edad y a raíz de haber escuchado recientemente, en una velada de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, el Concierto de fuego, para violonchelo y orquesta, de Alexis Aranda, músico mexicano nacido en 1974; es decir, tiene apenas 50 años de edad; es chiquillo.




No me queda muy claro en mi vida que fue primero, si aprender a leer y escribir o escuchar con atención música clásica. Las dos ocurrieron alrededor de los seis años. La música a través de la radio de entonces en la Ciudad de México, con tres estaciones de AM, que sólo transmitían de esa música, desde muy temprano por la mañana hasta muy noche por la noche. Mi radio, yo tenía uno propio, siempre estaba encendido y sintonizado en una de esas estaciones mientras no estuviera yo en la escuela o durmiendo por la noche. Ahí escuché casi toda la música clásica de la que se disponía entonces y, por supuesto, los compositores  conocidos: Beethoven, Chaikovski, Chopin, Schubert, Liszt y todos esos “clásicos”. Desde entonces y desde esa edad, mi madre me llevaba con cierta frecuencia a conciertos sinfónicos los viernes o los domingos al Palacio de Bellas Artes, el Teatro Metropolitan o al Cinema Palacio Chino adaptado como recinto sinfónico los domingos por las mañanas. Así se llegó, en 1949, el día del primer gran acontecimiento musical en mi vida; una noche asistí al Palacio de Bellas Artes para escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven con la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Sergiu Celibidache. Ese evento dejó una marca imborrable en mi memoria, la primera, y fundó mi archivo mental de la música que me gusta, la que me disgusta y la que me es indiferente.

Ese archivo mental de la música se ha enriquecido durante setenta y cinco años, mayormente con la música "antigua", desde Bach hasta Shostakovich para mí. Ha habido cierto rechazo, aunque no total, por la música más nueva, la totalmente mi contemporánea a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Disfruto de la buena música mexicana contemporánea a partir de Silvestre Revueltas y hasta nuestros días, pero la verdad es que rechazo mucha música nueva, en ocasiones sin al menos escucharla una vez.

                                                    

Barbara Piotrowska



El viernes 18 de octubre estuve una vez más en la Sala Tlaqná en el concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), con la idea de disfrutar de la Cuarta Sinfonía de Mendelssohn, que se tocaría como pieza final. Antes del intermedio estaban anunciadas dos piezas contemporáneas de autores latinoamericanos. La dirección estaría a cargo del invitado Martín García, del Uruguay, director titular de la Orquesta Filarmónica de Montevideo. La segunda obra del programa, antes del intermedio, sería el Concierto de fuego, del mexicano Alexis Aranda, compuesta en el año 2009. El solista anunciado era Bárbara Piotrowska, polaca con muchos méritos y ahora principal de la sección de violonchelos de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, Veracruz.

Y se dio el Concierto de fuego, que conserva el modelo tradicional de tres movimientos independientes, con nombres que designan constelaciones celestes en este caso, y siguiendo también el modelo dinámico clásico de rápido - lento - rápido.

Y órale, que se nos entregó un concierto para violonchelo y orquesta sinfónica de la mayor calidad que se pueda pedir, que compite ventajosamente en sentimiento, belleza y emotividad, con cualquier concierto para violonchelo y orquesta de cualquier época y de cualquier autor, con las ventajas, por ser contemporáneo nuestro, de compartir el modelo actual de nuestros pensamientos y sentires, lo que lo convierte en un consentido de los que vivimos ahora, en el final de este primer cuarto del siglo XXI, aunque tengamos 87 años.

En la interpretación y ejecución estupendas de Bárbara Piotrowska, solista, y la Orquesta Sinfónica de Xalapa bajo la dirección de Martín García, el Concierto de Fuego para violonchelo y orquesta de Alexis Aranda quedará presente en nuestras memorias, por siempre. Gracias.

Orquesta Sinfónica de Xalapa,
en concierto en su casa, la Sala Tlaqná.