Acerca de mí

Mi foto
Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

Seguidores

Archivo del Blog

jueves, 1 de agosto de 2024

INTERMEZZ0 84. NOSTALGIA, QUE NO TRISTEZA.





Son fotografías de mis cincuenta y un años en Morelia; y como dice el título de entrada, son recuerdos sin añoranza. Los saco de vez en cuando. 

La catedral barroca del siglo XVIII es magnífica.






Esta mariposa nocturna todo lo vio 

y todo sabía.
















Un jardín vertical e interior
                                                 

                                                                                                                       



   


Así se veía esa tarde















Los atardeceres espectaculares 

son casi a diario








































Floralia banquetera de Morelia

                                                                              Morelia tiene cachetes muy feos...



               ... pero cerca nos consuela con algo como esto...


                                             
 ... o esto.

lunes, 29 de julio de 2024

MELODÍA Y ARMONIA, VOCALES Y CONSONANTES




Hace varias semanas estuve en el auditorio de una de las instituciones de educación musical de la Universidad Veracruzana en la ciudad de Xalapa. Fue un concierto lucido con música para clarinetes, uno o varios a la vez, y en ciertas piezas con acompañamiento de violonchelo o piano.



Una pieza para clarinete solo no es atractiva y llega a ser aburrida, pues no puede ofrecer más que melodía, por no poderse dar con un clarinete más de una nota a la vez. La melodía puede ser larga o corta, rápida o lenta, fea o hermosa, pero consiste sólo en una sucesión de notas solas, sin acompañamiento alguno. Pueden sucederse sin interrupción alguna, pero no pueden ser dos simultáneas. Esto sucede con todos los instrumentos de aliento, ya sean maderas (flauta, oboe, clarinete, fagot, saxofón) o metales (corno, trombón, trompeta, tuba). Resulta que la melodía está desnuda, sin algo que la cobije, que la adorne, la matice o la refuerce; sin nada que la haga lucir, sin algo que le dé significado.

Es como si en el lenguaje verbal sólo existieran las letras vocales. Ellas pueden prolongarse, sucederse sin interrupción alguna y hacer una vocalización, pero para nada son capaces de decir algo por si solas; requieren de las consonantes que las maticen y enriquezcan, tanto, que acaban por ser palabras con verdadera belleza y significado. Son los mejores medios de comunicar ideas.



Las consonantes de la música son los sonidos que pueden ser hechos simultáneamente a las notas melódicas, ya sea con el mismo instrumento (piano, cualquier clave o instrumentos de cuerda), o con otro instrumento que acompañe al limitado que sólo puede tocar una nota a la vez. Y así se hace la música desde hace muchos siglos, con melodías que se pueden cantar y armonías que las acompañan, las hacen lucir y les dan significado.


Por otra parte, hace unos días rescaté de mis viejos archivos de música casi olvidada, las grabaciones de un magnífico conjunto de son jarocho, Son de Madera, entre las cuales encontré un par de discos que son verdaderos ejercicios académicos de rasgueo y punteado de sones clásicos, pero que no están cantados. Sucede lo contrario de lo que acabo de decir del clarinete solo; sólo hay armonía, sólo hay cobijo, sólo hay acompañamiento para algo que no existe. Son ejercicios intelectuales, pero sin emotividad, pues no está la parte cantable de la música, la melodía. Es como un lenguaje verbal de sólo consonantes y sin vocales. Es un rico continente, pero sin contenido. Esto no aburre, pero inquieta, pues cuenta nos damos pronto que algo esencial y primigenio le falta a la música. Se acaba por no disfrutarla a cabalidad.

Por fortuna, la gran mayoría de la música que escuchamos: clásica, popular, folclórica y comercial, tiene estos dos elementos estructurales, melodía y armonía, y se le agrega el ritmo, más antiguo que la melodía y la armonía, elemento que comparte con la poesía. Pero de esto, quizá diremos otro día.