Hace dos días, el 21 de junio del 2025, cumplí 88 años y no me da pena. Alcancé más edad, por mucho, que el promedio de vida de los varones de Japón, país que tiene el promedio de vida más alto del mundo. Es más, me gustaría cumplir varios más, siempre y cuando lo haga con mis facultades físicas y mentales como las que ahora tengo: no son totales, pero sí suficientes para vivir un mundo sin quejas, satisfactorio para mí y nada incómodo para los demás, todos. Así, SI, y los que vengan serán bien aceptados
De mi vida y modo de ser, ustedes conocen bastante, pues mis entradas aquí a lo largo de los años son reveladoras, pero vaya un resumen ahora que cumplo tantos años.
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Este soy yo a los 6 meses de edad |
Yo viví mis primeros años en un régimen de ginecocracia y económicamente limitado. Huérfano de padre desde pequeño, las figuras familiares influyentes en mí fueron femeninas: la vieja abuela materna, mi madre más que nadie en el mundo, una tía materna y una prima también por el lado de mi madre. Dos tíos (hermanos de mi madre) y dos primos mayores, fueron figuras familiares masculinas presentes que poco influyeron en mi formación. Pero bueno...
... mi educación, como un todo, no pudo haber sido mejor.
Me eduqué para la ciencia y ejercí como médico cirujano, especializado en neurología y neurocirugía, en la Ciudad de México y en Morelia, por más de cincuenta años. Compartí mi ciencia, sin egoísmos, con miles de alumnos al cabo de ese tiempo, en organismos universitarios en esas dos ciudades.
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Este soy yo, a los 88 años de edad ¡Ya me empiezo a poner feicito! |
La vida disfruté a través de mi trabajo profesional: la medicina, la cirugía y la enseñanza. La vida he disfrutado a través del arte: la música y las artes plásticas. La vida la disfruto inmensamente a través de la amistad; ustedes, mis lectores semanales, son parte central de mi amistad ahora.
Pero lo más espléndido que la vida me ha entregado ha sido la vida familiar, con mi esposa y mis dos hijos, varón y mujer. Tengo una nuera "súper" y un nieto estupendo.
Hasta aquí ahora, pues la emoción amenaza con ganarme.