Las Carmina Burana (Canciones
de Beuern) son 190
canciones que fueron encontradas en 1803 en el monasterio benedictino de
Beuern, en el sur de Alemania, de donde les viene su nombre. El manuscrito es
una colección de piezas líricas, principalmente latinas, de fines del siglo XI
hasta el siglo XIII. La mayoría de los poemas son profanos, pero hay algunos
religiosos.
Carl
Orff (1895-1982) fue un músico alemán de la primera generación moderna. Fue
autodidacta y en el estudio personal de Debussy, Schoenberg y Stravinsky
encontró sus normas de conducta, que musicalmente están hechas de repeticiones
masivas y de fuerza mágica. Su estilo, de perfil fuertemente rítmico al tiempo
que monódico, conserva su centro de gravedad en la melodía. Orff no fue sólo un
músico, fue un humanista que en alguno de sus textos poéticos dijo: "...no
son los conflictos musicales los que me interesan, sino los espirituales".
En
1937 estrenó Carmina Burana, con textos y modo musical de los
manuscritos originales. Las presenta en un ciclo de tres partes, enmarcadas por
un llamado al destino. Cantan el encuentro del hombre con la naturaleza, con
los placeres del vino y con los del amor; y reflejan sus vidas dominadas por el
incesante girar de la rueda del destino. El sentimiento de impotencia ante el
sino poderoso inicia y termina la obra. No es el destino individual o el drama
de una persona, es el de la humanidad entera. Pero el personaje principal es el
hombre sencillo, solo, que mientras la rueda de la fortuna gira, y en el
instante universal que es el lapso de su vida, evoca el poder vivificante de la
primavera, los efectos asfixiantes del amor, el gusto por el vino y las
ilusiones de la embriaguez.
Todo
esto son las Carmina Burana de Carl Orff. Drama del destino de la
humanidad y simpleza de los hombres. Movimiento, cantos, sonido y encanto
hechicero. Orff recrea cuadros mágicos que, con el ritmo obsesivo y la
fascinación de su monodia, invocan ese éxtasis que sólo el drama de la
antigüedad consiguió. Para ello prescribe una gran orquesta, particularmente
rica en la sección de percusiones: tres metalófonos, xilófono, timbales grandes
y chicos, tambores y dos grandes pianos además de las secciones completas
modernas de cuerdas y alientos; un gran coro mixto y tres solistas cantantes Todo, a lograr un brillo y claridad que debe
resaltar los contornos rítmicos.
Esto viene a raíz de que estuvimos en el concierto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) el pasado sábado 28 de octubre en su espléndida casa, la Sala Tlaqná. El programa fue Carmina Burana de Carl Off, nada más y nada menos. Participaron Tania Solís, soprano que estuvo magnífica; Marco Valenzuela, tenor, y el barítono Alejandro Solano.
La parte coral, esencia misma de la obra, estuvo a cargo del Coro UV dirigido por Humberto Robles, la Camerata Coral FMUV dirigida por Josafat García y el Coro CIMI-UV dirigido por Guillermo Román. De todas estas letras iniciales sólo sé que UV significa Universidad Veracruzana.
Y bueno, el gran trabajo de poner la obra con la OSX, prepararla, ensayarla y dirigirla hasta conseguir con la orquesta, el coro y los solistas la perfección o casi, estuvo a cargo del director titular, el maestro Martin Lebel, quien una vez más nos entregó una velada magnífica e incomparable, única e irrepetible, que desenterró emociones estéticas que creíamos perdidas para siempre. Gracias a todos los participantes.