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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 9 de noviembre de 2023

INTERMEZZO 67. COSA VIEJA QUE MIRAR.

Bueno, abramos con flores.
La fotografía es muy vieja


Para el pasado jueves 2 de noviembre, “día de los muertos”, pensaba publicar un intermezzo con fotografías alusivas a la fecha. Pero aquí, en las Tierras Altas de Veracruz, para nada hay el despliegue escénico que hay en mi anterior estado de residencia, Michoacán, y no tuve nada que retratar, ni flores. Decidí recurrir a mi archivo fotográfico viejo, pero nada del tema encontré utilizable y digno de serles presentado. Como había decidido presentar algo novedoso, decidí hacerlo con fotografías antiguas, algunas mucho, de escenas recogidas durante viajes familiares dentro y fuera del país, que nada tienen que ver con los muertos. Hay fotografías de más de cincuenta años, que originalmente fueron diapositivas y ahora están transferidas a formatos informáticos. Espero que, por lo menos, sean una curiosidad interesante.












Un obelisco, conmemorativo de no se qué, en Washington, D. C. ...




... cuando había un geiser activo
en Ixtlán de los Hervores, Michoacán...











  ... y este niño, que no recuerdo donde está, tocaba su flauta.







       











Cuando las cabezas colosales de los olmecas lucían chuecas y al aire libre, que así era el Museo de Antropología de Xalapa.





    
                                                                                                                  

Techumbre de las esquinas del claustro del convento de Coyoacán, Ciudad de México.

La fotografía tiene más de 50 años.





??????
         























             
                 Un colosal Coloso de Tula...
Mazatlán, México.
                                                                           



















-¡Agárrese bien, m'hija, no se me vaya a caer!
                                 Tula, Hidalgo




Un intermedio de flores, 
también muy antiguas.

Creo que en una playa de Coatzacoalcos...
































Un "faunito" de bronce de dos mil años en una casa rica de Pompeya, cubierta por la erupción del Vesubio en el año 79 DC
















               Mujer que lo admira...
Cierro con esta fotografía tomada en
Los Cabos, Baja California Sur, MEXICO,
de la que no tengo ni la más remota idea
de cuando la tomé.






lunes, 6 de noviembre de 2023

DE LAS CARMINA BURANA DE CARL ORFF



Las Carmina Burana (Canciones de Beuern) son 190 canciones que fueron encontradas en 1803 en el monasterio benedictino de Beuern, en el sur de Alemania, de donde les viene su nombre. El manuscrito es una colección de piezas líricas, principalmente latinas, de fines del siglo XI hasta el siglo XIII. La mayoría de los poemas son profanos, pero hay algunos religiosos.


Carl Orff (1895-1982) fue un músico alemán de la primera generación moderna. Fue autodidacta y en el estudio personal de Debussy, Schoenberg y Stravinsky encontró sus normas de conducta, que musicalmente están hechas de repeticiones masivas y de fuerza mágica. Su estilo, de perfil fuertemente rítmico al tiempo que monódico, conserva su centro de gravedad en la melodía. Orff no fue sólo un músico, fue un humanista que en alguno de sus textos poéticos dijo: "...no son los conflictos musicales los que me interesan, sino los espirituales".

En 1937 estrenó Carmina Burana, con textos y modo musical de los manuscritos originales. Las presenta en un ciclo de tres partes, enmarcadas por un llamado al destino. Cantan el encuentro del hombre con la naturaleza, con los placeres del vino y con los del amor; y reflejan sus vidas dominadas por el incesante girar de la rueda del destino. El sentimiento de impotencia ante el sino poderoso inicia y termina la obra. No es el destino individual o el drama de una persona, es el de la humanidad entera. Pero el personaje principal es el hombre sencillo, solo, que mientras la rueda de la fortuna gira, y en el instante universal que es el lapso de su vida, evoca el poder vivificante de la primavera, los efectos asfixiantes del amor, el gusto por el vino y las ilusiones de la embriaguez.

Todo esto son las Carmina Burana de Carl Orff. Drama del destino de la humanidad y simpleza de los hombres. Movimiento, cantos, sonido y encanto hechicero. Orff recrea cuadros mágicos que, con el ritmo obsesivo y la fascinación de su monodia, invocan ese éxtasis que sólo el drama de la antigüedad consiguió. Para ello prescribe una gran orquesta, particularmente rica en la sección de percusiones: tres metalófonos, xilófono, timbales grandes y chicos, tambores y dos grandes pianos además de las secciones completas modernas de cuerdas y alientos; un gran coro mixto y tres solistas cantantes Todo, a lograr un brillo y claridad que debe resaltar los contornos rítmicos.

Esto viene a raíz de que estuvimos en el concierto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) el pasado sábado 28 de octubre en su espléndida casa, la Sala Tlaqná. El programa fue Carmina Burana de Carl Off, nada más y nada menos. Participaron Tania Solís, soprano que estuvo magnífica; Marco Valenzuela, tenor, y el barítono Alejandro Solano.

La parte coral, esencia misma de la obra, estuvo a cargo del Coro UV dirigido por Humberto Robles, la Camerata Coral FMUV dirigida por Josafat García y el Coro CIMI-UV dirigido por Guillermo Román. De todas estas letras iniciales sólo sé que UV significa Universidad Veracruzana.

Y bueno, el gran trabajo de poner la obra con la OSX, prepararla, ensayarla y dirigirla hasta conseguir con la orquesta, el coro y los solistas la perfección o casi, estuvo a cargo del director titular, el maestro Martin Lebel, quien una vez más nos entregó una velada magnífica e incomparable, única e irrepetible, que desenterró emociones estéticas que creíamos perdidas para siempre. Gracias a todos los participantes.