Acerca de mí

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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 17 de noviembre de 2022

INTERMEZZO 45. CON NOSTALGIA DE LA BUENA, SIN TRISTEZA...








Son imágenes antiguas, algunas de muchos años, todas de antes de emigrar a las Tierras Altas de Veracruz.







 











     
          Tres generaciones...











La Malinche, de Tlaxcala y Puebla















La caprichosa flor de calabaza


































































-¡Mamá..!














Alfombras de camelinas









Son hongos.




Atardecer desde Morelia



lunes, 14 de noviembre de 2022

PARA DESPEDIR A UN AMIGO.



Es para mí un ritual en el mar ver ponerse el sol y despedirme de él cada día. Después de hacerlo por años, el Sol se ha vuelto mi amigo y después de despedirnos no se quiere ir. Entonces incendia de rojos y naranjas y violetas y verdes y azules sus cielos y mis nubes, para prolongar su compañía y recordarme que al día siguiente tenemos otra cita.

Porque nunca he dudado que lo veré mañana, ni cuando triste se oculta tras las nubes grises para irse en silencio, procurando no molestarme con sus cuitas. Entonces yo, queriendo ser discreto, le doy la espalda para evitarle pena.

Otras veces, como niños o como adultos que juegan a niños, antes de despedirnos jugamos a "los escondidos". Se asoma y se pierde detrás de las nubes; yo le sigo el juego, lo veo y no lo veo. Y así jugando se va, encendiendo una vez más de rojos y rosas infinitos sus celestes banderas.

Ése es mi amigo el Sol, del que siempre que puedo me despido cuando se va. Yo sé que nunca faltará, lo que no puedo asegurar de mí.

          

Rogelio Macías Sánchez
Entre 1965 y 1968; muchos años ha.