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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 14 de febrero de 2022

¿CUÁL ES EL MEJOR VINO?


¿Cuál es el mejor vino? Ésta es una pregunta frecuente entre muchas y muchos humanos que se inician en la afición de gustar el vino, afición que está creciendo en México; pero la pregunta se escucha en cualquier parte del mundo. Y la amplitud del adjetivo “mejor” varía desde lo que ofrece una vinatería hasta lo que se vende en una ciudad, lo que se produce en un país o en el mundo entero. La respuesta correcta, si ha de ser honesta, es “el que a usted más le guste”.

Esta respuesta la analizaré desde el punto de vista práctico y burdo pero muy realista y desde una visión filosófico-estética. Empezaremos por la primera.

Inmenso viñedo en la región de La Mancha

En el mundo hay centenas de miles de productores de vino y son excepcionales, si acaso existen, los productores que sacan un solo vino al año, pues aunque saquen un solo tipo de vino, sacan el vino tierno de ese año y el de crianza de años previos. La pregunta es ¿Qué juez, que tendría que ser humano y no informático, podría probarlos todos en un lapso breve de tiempo, de pocos días, y decidir cuál de todos fue el mejor ese año? Y si hubiera dos o más jueces, es seguro que opinarían diferente. Lo que se hace son pequeños concursos regionales o de tipo de vino, patrocinados por los mismos productores, que no tienen un valor absoluto por las razones que alegaremos ahora.

La enología es la ciencia, técnica y arte de producir vino. El enólogo es el asesor técnico responsable de dirigir los procesos de elaboración del vino. Es el experto que supervisa en la bodega tanto la elaboración, el almacenaje, análisis, conservación, embotellado y comercialización del vino. Pero el vino “es una obra de arte” y su calidad se debe calificar con los criterios del arte y no con los de la ciencia o el deporte.

El criterio de calificación en el deporte es aritmético. Será el mejor corredor de cien metros planos el que los recorra en un tiempo menor que cualquier otro. Será el mejor bateador en el béisbol el que tenga el mejor porcentaje de bateo, mayor número de carrera producidas y más cuadrangulares conectados. Y así en todos los deportes de competencia.

Lo mismo sucede en la ciencia farmacológica, por ejemplo; el antibiótico que tenga el mayor porcentaje de éxitos en el tratamiento de una infección dada y el menor número de efectos secundarios malos será el mejor para esa infección.

En el arte es diferente el criterio. En al arte no hay mejor ni peor. Sólo “me gusta o no me gusta” o, si acaso, “yo prefiero éste a aquel”. El criterio no es aritmético, es estético, es sentimental.

No se puede decir que la Quinta Sinfonía de Beethoven sea mejor que la Quinta Sinfonía de Tchaikovski; sólo se puede decir que me a mí me gusta más una o la otra. No se puede afirmar que la Gioconda de Leonardo da Vinci sea mejor que la Ronda Nocturna de Rembrandt; sólo puedo afirmar que a mi me gusta más una o la otra.

Leonardo: La Gioconda                                    Rembrandt: La ronda nocturna





Lo mismo sucede con el vino, el mejor es el que a mí más me gusta, y si yo hiciera una encuesta en ese sentido entre cien amigos, todos ellos buenos gustadores de vino, no habría más de dos o tres, si acaso, que coincidieran conmigo. Pero todos tendríamos razón: El mejor vino es el que a mí más me gusta.

Todo esto se complica porque “el mejor vino” puede ser diferente según la ocasión en que se beba, la hora del día en que se haga, el clima o los platillos que acompañe; pero de esto diremos otro día.