Acerca de mí

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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 2 de febrero de 2023

INTERMEZZO 49. INDIVIDUOS RESPETABLES POR MIS RUMBOS.







Éste, para empezar...










Ha cerrado su ciclo vital y cae a morir, pero es bella.





















Le han dejado un mensaje escrito.















        Se valen compañeros de reino...






















Cual si tuviese el corazón en dos mitades partido...
Dos hermosas Reinas de la Noche







Es la mayor Reina de la Noche, pero presa por los cables de la modernidad antigua.













      



     Surgió sola y libre de entre los cafetales









Otra reina de la noche.





















































Es de cultivo doméstico en un comercio, pero cuenta.







Un pepe, a la espera...


                      
                                                                                                    






Aceptamos otros dos compañeros de reino; 
como tales, tienen sistema nervioso.
                                                  









































       



                   Bueno, éste es un gigante...























... y ésta con dificultad mide un centímetro de diámetro, pero son igual de valiosos para nosotros...




















                        ... y estos somos nosotros.
















Un limón solitario nos atrae, pero no se corta.






























              

             Una hoja caída es valiosa.



            El Cofre de Perote,
el otro guardián de nuestros valles, pueblos y ciudades.

lunes, 30 de enero de 2023

DE LOS NOMBRES DE LAS NOTAS MUSICALES.

Inciso de un programa de mano de un
concierto sinfónico en el que la tonalidad
de una obra a tocar  se escribe en la
modalidad sajona,  con letras latinas

Inciso de un programa de mano de un
 concierto sinfónico en el que la tonalidad
de una obra a tocar se escribe en la
modalidad latina (do re mi...)
                     



Me ha tocado en algún concierto en México, que en el programa de mano que se entrega a la entrada, las tonalidades de las obras que se ofrecerán aparecen señaladas con letras mayúsculas de la A a la G, en lugar de usar los nombres silábicos de las notas musicales, que es lo usado en los países latinos. El hecho más parece un signo de penetración cultural sajona que producto de la ignorancia. Eso molesta cuando se tiene un arraigo cultural, sin que esto sea un falso patriotismo. Ahora platicaré con ustedes de los sistemas de notación.




La música occidental, heredera de la música griega, hace uso casi exacto de la escala pitagórica, llamada así pues se atribuye a Pitágoras de Samos (c. 570 a.C. - c. 490 a.C.), músico y matemático griego, el haberla fijado mediante experimentos con el monocordio, instrumento de una sola cuerda del que se obtienen diferentes notas pisando la cuerda. El resumen de sus resultados es como sigue: Si una cuerda de longitud X se pulsa, produce un sonido de frecuencia (vibraciones por segundo) N, con un tono característico de esa frecuencia, digamos un Do. Si la longitud se acorta a la mitad (la cuerda se pisa en el medio, X/2), sin que varíe su tensión ni su masa, su vibración tendrá una frecuencia doble (2N) y su sonido, muy semejante al fundamental, tendrá  con éste un intervalo al que se llama octava. Sería el Do que sigue hacia arriba en la escala, y entre uno y otro hay siete tonos completos, ordenados en serie creciente de frecuencias.  Pero la relación de frecuencias entre uno y otro tono es geométrica, no aritmética. Así, si la longitud de nuestra cuerda original se acorta a un tercio (X/3), la frecuencia aumentará al triple (3N) y la nueva nota estará a un intervalo de quinta de la anterior. Sería el Sol hacia arriba de nuestro segundo Do.

A los sonidos así obtenidos se les ha dado un nombre que permita referirse a ellos con precisión. En un principio, los diferentes grados de la escala fueron designados por letras griegas y después latinas. Esta nomenclatura literal aún se usa en los países no latinos, en los cuales utilizan las letras de la A a la G para designar los grados de la escala a partir de nuestro La. En Alemania, donde todo lo del idioma es complicado, agregan la H para designar el Si, reservándose la B para el Si bemol, es decir, medio tono más abajo.

Guido d'Arezzo (991 - 1050)


En el siglo XI, el monje Guido d'Arezzo observó que en el himno a San Juan, cada hemistiquio comenzaba con una nota distinta y que estaban en correcto orden ascendente de la C a la A. Se le ocurrió designar cada una de las notas por la sílaba inicial del hemistiquio. El texto del himno es:



                        Ut queant laxis - Resonare fibris

                 Mira gestorum - Famuoli tuorum

                 Solve pollutiis - Labii reatus

                               Sancte Ioanne


D'Arezzo cambió la designación literal por la silábica, que actualmente se usa, exactamente igual, en Francia: Ut Re Mi Fa Sol La, formándose después el nombre de la séptima nota con las iniciales de Sancte Ioannes: Si. En el siglo XVIII, un maestro italiano de canto, de apellido Doni, encontró incómodo decir Ut y la sustituyó por la primera sílaba de su apellido, Do, constituyendo la nomenclatura que ahora se usa en los países de habla italiana, española y portuguesa.

 Estas nomenclaturas, literal y silábica, se refieren a los tonos en una octava, sin precisar a cuál de las octavas audibles pertenece la nota en cuestión.