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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 4 de marzo de 2024

DIGAMOS DEL CEREBELO.



El cerebelo (nombre que significa cerebro pequeño), es una estructura del sistema nervioso central que junto con el cerebro y el tronco encefálico constituyen el encéfalo, término que significa "dentro de la cabeza". El cerebelo es una estructura y no un órgano, ya que los sistemas no tienen órganos, tienen partes. Es una estructura muy simpática y no bien entendida en el curso de la historia de la ciencia. Se le llamó "árbol de la vida", lo que fue una barrabasada, porque no es árbol ni de él depende la vida. Es hermoso a la vista y entender sus funciones es espléndido y no difícil.





Los términos de arquicerebelo, paleocerebelo y neocerebelo se refieren al tiempo de aparición en la evolución de los diferentes animales del filo cordata (cordados; con médula espinal) y se refieren a habilidades motoras adquiridas; de equilibrio postural para el arquicerebelo, de control postural para el paleocerebelo y de extrema habilidad distal de los miembros en los primates y particularmente en el homo sapiens sapiens, nosotros los humanos. El filo cordata incluye peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos; todos estos tenemos cerebelo.

La función única del sistema nervioso es la RELACIÓN, que consiste en un sistema de señales que informa de las condiciones exteriores y ajenas a nuestro cuerpo y de las condiciones internas y propias del mismo. Las primeras, los sentidos, son nueve por lo menos: olfato, vista, gusto, oído, tacto, vibración, dolor, sentido de posición y orientación espacial. La información de las condiciones internas de nuestro cuerpo raramente son conscientes en condiciones de normalidad.
Hay respuesta adecuada a esta información; de movimiento voluntario y consciente para la información de la que estamos conscientes, la de los sentidos; involuntaria y la mayoría de las veces inconsciente la de nuestros órganos vegetativos (glándulas y músculos viscerales) para aquella información que procede de órganos y sistemas vegetativos.

El cerebelo actúa adecuando la respuesta motora voluntaria a estímulos conscientes que en general proceden de los sentidos. El que nos movamos en forma voluntaria no depende del cerebelo, depende del  sistema piramidal, que partiendo de la corteza cerebral genera señales de movimiento que transcurren por el cerebro, el tronco encefálico, la médula espinal y los nervios periféricos hasta llegar a los músculos, que son los que se contraen y así nos movemos voluntariamente. El cerebelo actúa sobre el sistema piramidal, perfeccionando el movimiento. 

Las lesiones del sistema piramidal causan parálisis, pérdida del movimiento. Las lesiones del cerebelo no causan parálisis, provocan que los movimientos voluntarios resulten mal hechos y en ocasiones, inútiles.

En esta función de adecuación del movimiento voluntario, el cerebelo trabaja en conjunto con el sistema extra piramidal; de éste diremos en próxima ocasión.