Gracias Nuria, por compartirnos esta joya de tu creatividad sincera.
S O L E R A
Digamos que la estoy reposando. Sí. Que escogí la vasija correcta. La que la va a hacer añeja. Con solera. Así lo quiero sentir. Así se me ocurrió verla hoy. Especial. Después de vivir día a día con ella tantos años. Minimizándola, despreciándola o hasta olvidándola. Y cómo si no. Si como yo, muchos tampoco han sabido cuándo empezar a sembrar. O ni siquiera si hubo siembra. O peor, que ni debía de haberla. O porque no hubo más remedio, fueron otros quienes sembraron. Pero ¿qué sembraron? ¿La nutrieron, fumigaron para acabar con malas yerbas? ¿Cosecharon finalmente, le sacaron el jugo, la exprimieron? Ni mucho menos saben que la pueden hacer añeja, con sabor especial.
Yo, confieso no supe ni cuando, ni como esto del nacer, crecer y reproducirse. Pero lo del reposo antes de morir, aún cuando no esté incluido en su pobre secuencia, sí quiero provocarlo. Lograr un mejor sabor. Más rico. Intentar que mi simiente no fecunde más esa indolente y repetida inutilidad de almas, que se nos obliga a beber cosecha tras cosecha. Cultivadas por las mismas viejas caras, en las mismas pobres tierras, con las mismas pobres vidas. Sin solera, sin añejamiento.
nuria
forcadell