La entrada de hace ocho días la dediqué a Carmina Burana, la extraordinaria cantata de Carl Orff que usa textos poéticos medievales de los siglos XI al XIII, que permanecieron guardados y desconocidos durante seis siglos en algún rincón del monasterio benedictino de Beuern, en Baviera, Alemania. Son de autoría monjil, pero son profanos y casi todos ellos gravemente escandalosos para su tiempo, pues exaltan los placeres de la disipación, el vino y el amor, el erotismo.
Son tres grandes partes de la cantata, la segunda lleva por nombre EN LA TABERNA; ya imaginarán ustedes de que van las canciones. Están escritas en latín, pero en un latín ya muy diferente del clásico, el que se estaba convirtiendo en los idiomas romances.
La entrada formal de éste este blog el día de hoy trata del vino y consiste en los versos latinos y su traducción al español de algunos de los medievales poemas de las Carmina Burana que tratan de tan espirituosa bebida. ¡Que ustedes los disfruten!, como los borrachos de entonces.