En algunas entradas en este blog he escrito que la música es un lenguaje. Las comparaciones con
el lenguaje verbal incluyeron los fonemas, las sílabas, las palabras y terminaron
con la oración, los que he querido corresponder con la nota musical, el
melisma, el motivo y el tema musical, respectivamente. Varias veces también he
insistido en que no hay que tratar de buscar equivalencias de significado entre
el lenguaje musical y el verbal, pues no existen.
Cuando alguna
vez discutí esto con mi amigo Rodrigo de las Marismas, me dio opinión en el
sentido de que la música no es un lenguaje, porque no permite el diálogo, sino
que el mensaje se da en un sólo sentido, de intérprete a oyentes. Dice que el
público no es capaz de contestar con el mismo código, y que por lo tanto, se
está frente a un discurso y no un lenguaje. Quizá tenga razón, pero el discurso
sigue las reglas sintácticas del lenguaje y podemos continuar nuestro planteamiento.
El tema musical,
como la oración, dice algo totalmente significativo, es ya un elemento formal
claramente definido y constituye la unidad formal fundamental de la música.
Con varias
oraciones se hace un párrafo, pero una sola oración puede ser un párrafo, y con
varios temas se hace un tema-párrafo en la música, que también puede estar
constituido solamente por un tema.
Uno o varios párrafos
integran un capítulo de una obra literaria, así como uno o varios temas-párrafo
hacen una forma musical menor. Varias formas menores, agrupadas con cierto
sentido, hacen una forma musical mayor, como la sinfonía, el concierto, la
sonata de varios movimientos, la suite, etcétera. Son como la novela o el poema épico,
que constan de varios capítulos.
Son formas musicales
menores la forma sonata, las variaciones, el lied, el scherzo, el rondo y
algunas otras, pero una de estas formas puede ser, por sí misma, una obra
completa, como en la literatura un cuento corto o un soneto. Se llaman formas
musicales menores por su extensión, no por su calidad, así como un cuento suele
ser más breve que una novela, lo que no significa que sea de calidad inferior.
Y así como en la literatura hay novelistas y hay cuentistas, en la música
existen los autores que han cultivado preferentemente la sinfonía y otros las
formas menores.
El poema
sinfónico es demasiado largo y complejo para ser una forma menor, pero no está hecho
con varias unidades formales como para llamarlo forma mayor. Eso también se da
en la literatura.
Así como la prosa
y la poesía tienen estructuras definidas para sus diferentes formas, también
ocurre en la música. Los cambios y la evolución de las formas han dependido del
genio y la audacia de los autores.
Ahora debería
hacer una descripción de la estructura de las formas musicales más comunes,
pero así como el mejor modo de entender la arquitectura de un soneto es
escucharlo o leerlo, la mejor manera de entender la estructura de las formas
musicales es escucharlas. Les invito a hacerlo.