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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 3 de junio de 2021

INTERMEZZO 18. VEGETALIA Y ALGO MÁS EN MI COLONIA.

 



Este intermezzo recoge las últimas 15 ó 20 fotografías que he tomado en mis caminatas vespertinas diarias. No he tenido tiempo de hacer una edición más escogida y documentada, pero creo que tiene una buena dosis de frescura y algunas variantes sorpresa.
Espero que ustedes la disfruten tanto como yo me he divertido al hacerla.










Cuatrillizas en fondo blanco















Nuevamente, la que trata de escapar











Para encontrar sólo un sapo triste

                                                             













O este hermoso manojo blanco









            
           Las bellas azules
















Una flor de calabaza...


















¡Otra flor de calabaza! 
¿O no?















Privilegio es tener frente a casa un tulipán de la India



















Estrellas blancas del día



















Muchas juntas...











  ... o sólo una, dormirán...










... cuando el hermoso y limpio sol se oculte.

lunes, 31 de mayo de 2021

DE LA LOCURA DELQUIJOTE.

 


Esta entrada da seguimiento, en cierta forma, a la del 24 de agosto pasado en este mismo blog, que tiene por título DEL VINO Y LA LOCURA: DIÁLOGO CON DON ALONSO QUIJANO. Trata de una entrevista imaginaria y virtual que tuve con tal personaje, mejor conocido en todo el mundo como Don Quijote de la Mancha. Está fechada en 1607 y situada en su casa de entonces, en “un lugar de La Mancha”.

La entrada de hoy dice por sí sola todo lo que quiere decir, pero si se quiere conocer un antecedente interesante, recomiendo ir a la entrada citada arriba y leerla. Es simpática.



Hoy comento, discuto y aclaro mi punto de vista personal ante una opinión muy común en nuestra sociedad actual: Don Quijote de la Mancha estaba loco. La sostienen personas de todos los niveles educativos, los que han leído la novela completa de dos tomos, muchos que lo han hecho en forma parcial y muchos más que nunca la han leído. Entre estos últimos, los hay que enfatizan el supuesto afirmando que “estaba re loco”. Desde hace ya más de dos siglos se han publicado ensayos analizando la verdad de esas afirmaciones y otros, rebatiéndola. Esta entrada se refiere a esto.

Miguel de Cervantes Saavedra
(1547 - 1616)


El primero en afirmar la locura del hidalgo fue Don Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la inmortal novela, quien desde los primeros párrafos la atribuye a la compulsiva lectura de libros de caballería, de noche y de día "y así del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro de manera, que vino a perder el juicio".




Que no se diga que no es locura, con más de cincuenta años cumplidos, salir a revivir la andante caballería, mal armado y apenas en jamelgo, acompañado de un campesino pobre, ignorante de cualquier letra, aunque de sabiduría innata y popular, gordo y chaparrón, inútil para lances de combate, pero que ostenta el título de escudero. Y que con tal facha, cabalgadura, armamento y compañía salir al extenso campo de Navarra a buscar aventuras donde “desfacer” entuertos, agravios que cometen molinos de viento o rebaños de corderos que el hombre  ataca creyendo que son gigantes nefastos o bandadas de maleantes. Fingir una enamorada inexistente, la señora Dulcinea del Toboso, destino de todas sus penas y suspiros, sin que nunca nadie más haya sabido de ella.



Y qué decir del ataque inmisericorde a los cueros de vino degollando en ellos al “gigante enemigo de la señora princesa Micomicona”. No se conformó con cercenar sólo una cabeza, sino varios cueros y el chorrear del vino confundió con la sangre del gigante que había vencido.


Las características de esta locura son fundamentalmente dos: alucinaciones (interpretar equivocadamente lo que se ve, se oye o se siente) e ideas delirantes de grandeza. Estas llevaron al primer diagnóstico médico de la locura de Don Quijote; data de 1801 en el -Traité medico-philosophique sur l´alienation mental ou la manie. París: Caille et Ravier; 1801- (Tratado médico-filosófico sobre la alienación mental o la manía) por el médico francés Philippe Pinel, en el cual definió a nuestro hidalgo como “un ejemplo admirable de monomaniaco”. La monomanía es un término en desuso en la psiquiatría moderna y se refería a una locura o delirio parcial sobre una sola idea. En 1836, el médico español Antonio Hernández Morejón vio en el personaje “una alteración colérica y melancólica de la personalidad”, consideración que tampoco es válida en la actualidad.

Hay otros autores que juiciosamente opinan que la acepción “loco” podría significar, en el contexto cervantino, algo completamente diferente a lo que en la actualidad se entiende por enfermo psiquiátrico. Esta es la tesis defendida por el filólogo e historiador Américo Castro, para quien Alonso Quijano se encuentra muy lejos de ser un alienado; se trataría de un emprendedor ilusionado “que vive la vida de forma alocada”.

En contraste con esto, hay pasajes en toda la novela de discursos y acciones de Don Quijote de la Mancha verdaderamente notables por su calidad, verdad, cordura y bondad, que no pueden ni pudieron darse en un loco. Sólo me refiero, como ejemplo, a los consejos a su escudero, Sancho Panza, cuando este se aprestaba a tomar el cargo de gobernador de la Isla Barataria, consejos tales, que si fueran conocidos y aplicados por nuestros gobernadores actuales de todos los niveles, otro gallo nos cantaría.




La psiquiatría actual no acepta el término de locura en el concepto antiguo de pérdida del juicio o la razón. El término moderno para tal estado es demencia, lo que implica una condición adquirida de trastorno en la cognición, de la mente, del pensamiento. No es una condición simple, pues requiere para aceptarla como diagnóstico, de alteraciones progresivas en varias áreas del pensamiento: memoria, lenguaje, gnosias (capacidad de reconocer), praxias (saber hacer), inteligencia (capacidad de improvisar) y sociabilidad. Todo esto lo hacía muy bien Don Alonso Quijano; sólo las alucinaciones podrían entenderse como una forma de agnosia, pero con sólo ellas no se puede integrar un diagnóstico de demencia en la actualidad.

El Quijote, como toda obra literaria, es producto de una sociedad compleja. La obra de Cervantes es el reflejo del momento histórico al que pertenece y puede ser interpretada como un intento de denunciar el momento: la España de comienzos del siglo XVII.

En esta postura se manifiestan varios autores, filósofos y literatos distinguidos, para quienes la locura de Don Quijote es únicamente un artificio literario de su autor para poder ejercer, desde los actos, pensamientos, comentarios e interpretaciones de un pobre orate, una agudísima y sagaz crítica de la sociedad en que le tocó vivir. En El Quijote predominaría la exaltación de la locura como una fuente poderosa de vitalidad, y Cervantes jugaría con un doble sentido de esta acepción. Así, no se sabe bien si Don Quijote es un cuerdo que hace locuras, o un loco con momentos de lucidez.

¿Estaba loco don Quijote? Aunque el narrador de sus andanzas lo asegure, en realidad durante toda la narración no deja de emitir señales que indican lo contrario y que nos presentan al buen hidalgo como un hombre que, a las puertas de la vejez y acechado por el feroz aburrimiento que domina sus rutinas en la Mancha, toma la resolución de echarse a los campos esgrimiendo un puñado de valores en desuso en un tiempo y un lugar que destilan decadencia. La locura de don Quijote es la lucidez de quien comprende que está rodeado de miserias y opta por combatirlas a través de una parodia que desnude a cuantos le rodean y les abandone a solas con su propia incomprensión. El sueño de quien opta por los ideales antes que por la resignación. Y todos querríamos ser quijotes. De ahí que cuando en su lecho de muerte finja recuperar esa lucidez que en realidad nunca perdió, su hasta entonces realista escudero le suplique que vuelva a las andadas.


                   Don Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de La Mancha: 

                                 Gracias por haber existido y por seguir siendo.