Las Eddas, en prosa, en una publicación de 1668 |
Se llama mito a un relato fabuloso que se supone acontecido en un tiempo remoto y casi siempre impreciso. Los mitos suelen referirse a grandes hechos heroicos que, con frecuencia, son considerados como el fundamento y el comienzo de la historia de una comunidad o del género humano en general. La mitología es la recopilación de los mitos de un pueblo.
La mitología de los germanos fue elaborada en los primeros doce siglos de nuestra era y recopilada por un islandés anónimo del siglo XIII en una colección de poemas conocidos como Eddas, que contienen un poema cosmológico llamado Voluspá seguido de otros que se refieren a los dioses y a los héroes. La otra fuente y a su vez producto de la mitología germánica es el Cantar de los Nibelungos, epopeya popular recopilada en el siglo XII, en la que se relata la historia de Sigfrido: su origen, su casamiento, sus hechos heroicos, su asesinato, la venganza de su viuda y la destrucción del reino de los burgundios por los hunos.
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Richard Wagner (1813 - 1873) |
En el prólogo, que lleva el nombre de El Oro del Rin, todo es fantástico y no actúa ser humano alguno. Aparece el fondo del legendario río, donde sus tres hijas custodian la roca que contiene el mágico tesoro del oro del Rin. Alberico, nibelungo, del imperio de las sombras, feo y deforme pero astuto, roba el mágico tesoro, renunciando con ello al amor.
Aparecen las montañas donde destaca el Walhalla, suntuosa residencia que han mandado construir los dioses, prometiendo como pago a Freia, diosa de la juventud. Wotan, el padre de los dioses, se niega a reconocer la deuda, y los gigantes constructores aceptan trocarla por todo el oro del Rhin y el mágico anillo que con él se fabrica. Los dioses deberán quitárselo a Alberico.
Los dioses descienden al antro de los nibelungos, donde Alberico tiene como esclavos a múltiples enanos y a su hermano Mime. Con engaños y traiciones los dioses le roban el oro y el anillo que da infinitos poderes, así como el tarnhelm, yelmo de malla que puede volver invisible a su poseedor o cambiarlo en cualquier otro ser. Todo lo entregan a los gigantes Fasolt y Fafner. Éste mata a su hermano, disputando por el anillo y se retira con todo el tesoro, solo desdeñando una espada. Los dioses sienten que su destino esta amenazado, pero deciden ocupar su palacio. Donner, dios del trueno, provoca una tempestad y después de ella, por el arco iris que aparece, ascienden al Walhalla.
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La valkiria |
En la primera jornada, que por nombre lleva La Valkiria, ocurre el encuentro amoroso de dos hermanos gemelos, Sigmundo y Siglinda, hijos del dios Wotan y una mortal. Siglinda ha sido obligada a ser la esposa de Hunding, un rudo cazador, a quien adormece para huir con Sigmundo después que este ha logrado arrancar la espada mágica, la Nothung, que estaba destinada para el héroe que habría de asegurar para los dioses el poder del mundo.
Las valkirias, hijas de Wotan y de Erda, diosa de la tierra, son las encargadas de llevar al Walhalla a los héroes caídos en la lucha. Brunhilda, la favorita de su padre, es enviada a ayudar a Sigmundo, perseguido por Hunding; pero Fricka, esposa de Wotan y diosa defensora del derecho conyugal, exige que Sigmundo sea vencido. Brunhilda se propone defender a Sigmundo, pero Wotan, acosado por su esposa, hace que éste muera. La espada de Sigmundo queda rota y Siglinda huye protegida por Brunhilda.
A la roca de las Walkirias, en la cima de una montaña, llegan Brunhilda y Siglinda, para quien Brunhilda pide protección a sus hermanas, pero estas temen la cólera de Wotan. Brunhilda hace que huya Siglinda, anunciándole que está encinta de un hijo que se llamará Sigfrido, quien será el héroe que matará al dragón que cuida el Anillo maldito. Wotan, en un diálogo de sentimientos encontrados, le reprocha a la hija la desobediencia y esta le responde que hizo lo que en el fondo Wotan quería que se hiciera. Wotan lo entiende, pero Brunhilda debe ser castigada. Quedará en un sueño profundo y será despertada por un héroe que no conocerá el miedo. El cuerpo durmiente de Brunhilda queda envuelto en una muralla de llamas.
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Sigfrido enfrenta al dragón |
La segunda jornada, que se llama Sigfrido, continúa la historia de la Walkiria veinte años después. Siglinda murió al nacer Sigfrido y como herencia le dejó los pedazos de la espada de su padre. Sigfrido se ha criado con el enano Mime, hermano de Alberico, y es un joven vigoroso e insolente que no conoce el miedo. Mime, que es herrero, no ha logrado unir los pedazos de la espada de Sigfrido con la cual podría vencer a Fafner, transformado en un terrible dragón que cuida la caverna del anillo. Sigfrido funde la espada y a golpe de martillo la forma y tiempla. Jubiloso, blande la Nothung y se encamina al bosque, mientras Mime prepara un brebaje para matarlo en cuanto tenga el anillo.
Erda, la diosa de la Tierra, le anuncia a Wotan que se acerca el ocaso de los dioses, los cuales deben dar lugar a la humanidad triunfante, la de Sigfrido y Brunhilda. Sigfrido llega a la roca y cuando Wotan quiere impedir su paso, le rompe su báculo y el padre de los dioses desaparece para siempre. Sigfrido avanza a través de las llamas. Surge el día y con tímida emoción besa en los labios a Brunhilda que despierta. Ha dejado de ser valkiria para convertirse en mujer y, rendida, caer en los brazos de su esposo.En el bosque, a la sombra de un tilo, Sigfrido escucha los mágicos murmullos de la floresta y el canto de los pájaros. Se siente extasiado, pero no entiende su lenguaje. Los llamados con su cuerno de caza atraen al dragón, a quien vence en titánica lucha hundiendo su espada en el corazón de Fafner. Al sacar la espada, la ardiente sangre le moja un dedo que el se lleva a la boca. En ese momento Sigfrido comprende el lenguaje de los pájaros. Uno le aconseja entrar a la caverna, apoderarse del yelmo mágico y del anillo. Avisado por el pájaro de la estratagema de Mime, pronto lo mata. A poco, el canto del pájaro le dice de la roca donde duerme Brunhilda y le muestra el camino.
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El ocaso de los dioses |
La última jornada es El Ocaso de los Dioses. Las Nornas, hermanas del destino, anuncian el fin de la era de los dioses. Mientras tanto, en la roca de las valkirias, Brunhilda y Sigfrido se juran fidelidad eterna. Sigfrido le entrega el Anillo a Brunhilda y esta le da su corcel favorito y su armadura. Se despiden, pues Sigfrido viaja al Rhin, al castillo de los Gibichungos, cuyos reyes, Gunther y su hermana Gutruna, se han aliado con Hagen, hijo de Alberico, para tomar el anillo y el Oro del Rhin. Gutruna le ofrece a Sigfrido una bebida mágica que lo hace olvidar a Brunhilda y enamorarse de Gutruna. Gunther quiere conquistar a Brunhilda y Sigfrido se la promete si Gutruna se casa con él. Con ayuda del yelmo mágico, Sigfrido se transforma en Gunther y va a la roca en busca de Brunhilda, a quien arrebata el anillo.
Al regresar al castillo de los Gibichungos, Alberico y Hagen conjuran para tener el anillo y este se dispone a preparar la doble boda, Gunther con Brunhilda y Sigfrido con Gutruna. Al llegar Brunhilda y Sigfrido todavía bajo los efectos del brebaje del olvido, le pide explicaciones. Sigfrido la desprecia y ella lo acusa de traidor. Hagen promete vengarla y organizará una cacería en la que se atribuirá la muerte de Sigfrido a un jabalí.
En un valle cerca del río las hijas del Rin se recrean y se lamentan de la pérdida de su tesoro. Llega Sigfrido que se encanta con su gracia y belleza. Le piden el anillo y él se burla de ellas. Las ninfas lo amenazan y le anuncian su próxima muerte. Hagen y los cazadores se unen a Sigfrido, y antes de matarlo le ofrecen una bebida para que recobre la memoria. Con la lanza clavada por la espalda Sigfrido expira, enviando un supremo adiós a su bien amada Brunhilda. Un cortejo fúnebre conduce el cuerpo del héroe muerto a la sala del castillo de Gunther, donde Gutruna cae abrazando el cuerpo de su esposo. En la disputa por el anillo Hagen mata a Gunther y cuando el asesino se aproxima al cadáver para apoderarse de la joya fatal, el brazo de Sigfrido se levanta en solemne amenaza. Termina la tragedia con la inmolación de Brunhilda en la pira funeral de Sigfrido. Toma una antorcha, enciende la hoguera, salta sobre su caballo y se lanza en medio de las llamas. Como una visión, el cielo se incendia y el Walhalla se desploma en el horror grandioso de un océano de fuego. El oro y el anillo maldito regresan al río y la tierra es entregada a los hombres.