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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 30 de diciembre de 2021

INTERMEZZO 28. FLORALIA DE FIN DEL AÑO 2021.


Termina el año 2021 y que mejor manera de cerrarlo que con una entrada florida, que las bellas flores siembran optimismo. El motivo conductor de hoy es que todas las imágenes que aquí muestro fueron tomadas en este mes de diciembre. Predominan las camelinas y las rosas, que son las más abundantes en mis sitios frecuentados: caminatas vespertinas, mi hospital y "las extrañas flores rojas de mi jardín". Van con cariño y con mis mejores deseos de que el 2022 sea venturoso para todos.

































Flores de Nochebuena, 
aunque no sean coloradas.




































  





                       

                     

              De "las extrañas flores rojas
                                de nuestro jardín"




















Al anochecer, árbol grande
y luna llena













No se que son ni como se llaman





  



















En el atardecer del 29 de diciembre, mi esposa y yo nos despedimos de ustedes por este año, con nuestros mejores deseos de que el 2022 sea de dicha y prosperidad para todos.

Regresamos el lunes.






lunes, 27 de diciembre de 2021

FENÓMENOS PARALELOS: LA MÚSICA Y EL VINO.


Este blog tiene tres objetivos establecidos: la música, el vino y neurología para profanos. Se han cumplido con amplitud y ocasionalmente se inserta algún otro de interés general y oportunidad. Agregados han sido los intermezzi de algunos jueves, que generalmente son exposiciones fotográficas mías y en ocasiones abordan temas de interés y actualidad, como el CoViD-19. Siendo esta la última entrada de lunes del año 2021, me dio por hacerla con dos de los temas primarios, la música y el vino, que ambos se llevan muy bien y los dos suelen acompañarnos en los festejos de fines de diciembre y principios de enero; como alguien diría: “de Guadalupe a Reyes”. Entonces, adelante con la música y el vino como fenómenos paralelos.

La música y el vino no son hallazgos fortuitos, son obras de arte, creaciones del hombre actual y exclusivas de su especie, el homo sapiens sapiens, el hombre que sabe y sabe que sabe. No las descubrió, las creó, son antiquísimas, claramente prehistóricas.

El hombre reside en la Tierra por lo menos desde hace ciento cincuenta mil años y la música, la primera música, la que sólo consiste en ritmos, la inventó no mucho tiempo después. El ritmo está en la naturaleza que nos rodea y en nosotros mismos. Nuestro corazón, nuestros pulmones y nuestro cerebro trabajan a ritmos muy precisos. El niño de pocos meses se arrulla a sí mismo con voces rítmicas y un poco mayor, acompaña de ritmos sus juegos. Los trabajadores acompañan sus labores con ritmos y procuran ajustarlas a un ritmo. Pero el primer ritmo con intención, del que nació la música, tuvo un origen mágico para acompañar a los pequeños grupos humanos, nómadas o cavernarios, en su miedo y soledad ante fenómenos naturales que no se explicaban, como la tormenta, el rayo, el fuego o la muerte. Al palmear o gritar compasadamente, golpear dos maderas, dos piedras o dos huesos, se acompañaban de un espíritu bueno, ahuyentaban a los malos e inventaban la música. Esto último ellos no lo sabían.

Vitis vinifera sylvestris

El invento, la creación del vino, seguramente se dio mucho tiempo después que el de la música, pero también antes de que se inventara la escritura, es decir, también es prehistórico. Probablemente se dio a raíz del hallazgo fortuito de un cuenco de piedra al pie de una mata de Vitis vinifera sylvestris que la lluvia había colmado de agua y le cayeron algunas uvas maduras; ahí quedaron agua y uvas, y pasados unos días se inició el proceso natural de fermentación. Se hizo el vino y algún hombre sediento que pasó por el lugar lo bebió. El vino estaba descubierto, pero llevó miles de años repetir, domesticar, perfeccionar el proceso natural y finalmente inventar el vino en el concepto actual que de él tenemos.

De esos entonces a hoy han pasado miles de años y la música y el vino han cambiado muchísimo, no digo que perfeccionado, simplemente evolucionado continuamente hasta obtener los productos modernos, los que ahora se prefieren y serían irreconocibles para los primeros creadores. Y no es un sólo producto de vino o de música; ahora hay muchísimas variantes vigentes de cada uno y cada uno de los humanos que las disfrutamos las escogemos diferentes.


La música y el vino son obras de arte porque no son utilitarios; satisfacen una estética mediada por los sentidos del oído y del gusto respectivamente. No hay música mejor que otra; hay la que me gusta más o menos o nada y eso suele ser distinto para los otros humanos que la disfrutan; ninguno está equivocado.



De los vinos no existe el mejor del mundo; el mejor es el que yo prefiero y puede ser diferente en circunstancias diferentes. Puede ser uno barato u otro caro y casi nunca coincidiré con otros humanos.

Ahora hay vinos que se crían con música y desde siglos existe el maridaje entre el vino, la música y el amor. Omar Jayyam lo dijo en el siglo XI: "...ni aspires a otra cosa que a vino, amor y música". Y lo cantó Johann Strauss, hijo, en su vals inmortal "Vino, mujeres y canto".

Recién descubrí una frase que se atribuye a Beethoven, que dice de este maridaje y él se constituye en ministro del mismo. No la conocía y me extrañó su tono, busqué refutaciones de su autoría y no las encontré; así pues, me felicito de haberme topado con ella y la comparto con ustedes para cerrar esta entrada.



"La música es el vino que inspira nuevas creaciones y yo soy Baco que prensa este delicioso vino para los hombres y les embriaga el espíritu".