Franz Schubert (1797 -1828) fue un músico vienés, que no austriaco de sentimiento. En tratándose del tiempo artístico, fue transtemporal; nació seis años después de la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart (1756 - 1791), austriaco y vienés, que seguía siendo el referente obligado de la música a pesar de los esfuerzos de Franz Joseph Haydn (1732 - 1809) por serlo. Finalmente, fue totalmente contemporáneo de Ludwig van Beethoven (1770 - 1827), alemán y vienés e indiscutible campeón de la música de entonces en aquellos lugares.
El tiempo de vida de Franz Schubert coincidió con la encrucijada musical más hermosa y trascendente de la historia. La música llamada clásica cerraba su ciclo, iniciado y llegado a su clímax por Mozart. Forzadamente lo continuó Haydn con obra clásica rígida y estereotipada, pero tanta, que se le considera el máximo representante de esa música, la "clásica”. Beethoven llegó a Viena en los primeros años del siglo XIX y aunque tiene música clásica en los primeros años en esa ciudad, también ya esbozaba el enorme cambió que habría de dar a la música con su Tercera Sinfonía "Eroica", la música "romántica", con su sentido de libertad de espíritu, de melodías novedosas y combinaciones armónicas que superan el protagonismo individual y solamente lucidor. En este último ambiente musical vivió, creció, trabajó y murió Franz Schubert y su música se considera el prototipo de la música romántica temprana.
Admiraba y amaba enormemente a Beethoven, pero su timidez extrema le impidió acercarse al “genio de Bonn”. Su producción mayor era de lieder (canciones cultas, de las que hizo cientos, y se le considera el mayor liderista que ha existido). En algunas de sus obras formales: sinfonías, sonatas de piano o música para conjuntos de cámara, se muestra como un romántico muy profundo, muy beethoveniano, pero con rasgos nuevos, audaces y hermosos, que prometían novedades trascendentales. Schubert se dio cuenta clara de ello y hay varias piezas que no terminó, no porque se haya muerto o incapacitado, sino por algo que surgió de su mente y su psique y lo detuvo en su timidez. Nunca sabremos que pasó por su mente para no concluir su Octava Sinfonía, conocida como Inconclusa; la Sonata para piano en Mi, D. 157 y alguna otra pieza para conjunto de cámara de instrumentos de cuerda. Su muerte temprana, apenas a los treinta y un años de edad, nos privó de algo de lo que ni idea alguien tiene como sería.
Pero los años pasan y pasan, están por cumplirse doscientos de la muerte de Franz Peter Schubert y hay muchos que siguen en lamento por ello; cada noche, antes de dormir gritan al mundo: ¿que hubiéramos tenido de maravilloso en la música si Schubert no hubiera muerto tan joven? Eso es tan necio como tratar de completar aquella frase que se plantea en el danzón Juárez, del año 1919: "porque si Juárez no hubiera muerto..." o aquella otra frase popular: "... si mi tía tuviera ruedas..."
P.S. 8 de diciembre de 2022, 9:30 de la noche.
Hace unos minutos terminé de escuchar, en una plataforma de música clásica por Internet, el Trío de piano (piano, violín y violonchelo) No. 2 de Franz Schubert, compuesto apenas un año antes de que muriera y publicado apenas un mes antes de su deceso.
Es una pieza cumbre de la música de cámara de todos los tiempos y una muestra muy clara de ese sentimiento romántico sublimado de Schubert que anunciaba novedades trascendentales, que no se dieron por su muerte temprana.
No se lo pierdan, búsquenlo y escúchenlo.