Acerca de mí
- Rogelio Macías Sánchez
- Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022
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LA NOVENA SINFONÍA DE BEETHOVEN, HENRIETTE SONTAG Y EL HIMNO NACIONAL MEXICANO.
La Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven (1770 - 1827), es una de las mayores cumbres estéticas de todos los géneros y todos los tiempos. No es la última obra de su autor, pero data del periodo final de su vida, cuando era totalmente sordo y toda su obra era producto intelectual, sin referencia alguna, para su composición, a los sonidos físicos. No necesitaba de ellos; los tenía siempre en su cerebro. Así compuso esa maravillosa Sinfonía Coral, que traduce a un lenguaje de los legos sus pensamientos y sentimientos más elevados.
Requiere para su presentación de una orquesta grande, pero normal; un coro estándar, cien voces están sobradas, y cuatro cantantes solistas en las tesituras también estándar: soprano, contralto, tenor y barítono. Mejor será la presentación en cuanto los músicos participantes sean mejores y siempre se buscan los más o hasta donde alcance el presupuesto.
La Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven se estrenó en Viena el 7 de mayo de 1824 (mañana se cumplirán 200 años) con una orquesta mixta, la mayor que se conjuntó en la historia para un concierto dirigido por Beethoven. El autor escogió personalmente a los solistas: la soprano alemana Henriette Sontag, de apenas 18 años; la contralto Caroline Unger, de 20 años; Antonio Hanizing y Joseph Seipelt cantaron las partes de tenor y bajo barítono respectivamente. Aunque la dirección estuvo a cargo de Ignaz Umlauf, Beethoven compartió el podio, lo que generó más problemas que beneficios, como podremos comentar en otra ocasión. Pero el resultado final fue un triunfo de apoteosis en el Teatro de la Corte de Viena, ante dos mil espectadores congregados.
Henriette Sontag fue una soprano alemana que nació en la ciudad de Coblenza en 1806, que desde muy joven se instaló como la mejor soprano del mundo en su tiempo y por largo tiempo. Sus giras, cantando los roles estelares de las óperas italianas entonces en boga, cubrieron todo el mundo de vocación occidental europeísta. Hacia el Oriente, hasta Rusia; hacia el Occidente, hasta los Estados Unidos de América y México. En los años cuarentas y cincuentas del siglo XIX, en nuestro país residían permanentemente compañías completas de ópera italiana; para los años a los que se refiere esta entrega residía una compañía dirigida por el maestro Giovanni Bottesini.
Los primeros años de la independencia mexicana fueron muy tormentosos y difíciles y fue hasta el año de 1853 cuando se hizo una convocatoria formal para la composición del texto de un himno nacional. La hizo el entonces presidente Antonio López de Santa Anna. El ganador fue un poeta potosino, Francisco González Bocanegra, de entonces sólo 29 años de edad. En febrero de 1854 se aprobó el premio y se le pidió al maestro Giovanni Bottesini que, lo más pronto posible, hiciera la música. Pronto la completó, pero no era gran cosa.
Ese estreno del Himno Nacional Mexicano se programó para el 17 de mayo de 1854 con el coro y la orquesta de la compañía de opera italiana que era residente en México, el tenor Lorenzo Sarvi y se decidió invitar a "la mejor soprano del mundo: Henriette Sontag" como la solista mujer. Enriqueta Sontag (que así la llamaban en México las fuentes informativas) llegó a México en el mes de abril y participó en el estreno del Himno Nacional Mexicano cuando tenía 48 años de edad.
Después de la apoteótica función de estreno, los festejos para Enriqueta se prolongaron varios días, paseándola por diferentes barrios y suburbios de la ciudad. Durante un paseo por Tlalpan se iniciaron síntomas de cólera; le recomendaron reposo, pero después de seis días de horrible agonía falleció el 18 de junio. Las honras fúnebres se realizaron en la iglesia del convento de San Fernando, en cuyo panteón fue sepultada. Años después sus restos fueron trasladados a Alemania.
Meses después de este estreno, se decidió remplazar la música de Bottessini por la de Jaime Nunó, artista de origen catalán que Santa Anna había conocido en Cuba. Esta nueva versión, a la que se consideró como definitiva, y lo ha sido, se presentó el 15 de septiembre de 1854. La dirección estuvo a cargo del mismo Bottessini, la soprano fue Claudia Florentini y el tenor Lorenzo Sarvi.
Todo un novelón de extranjerismo ¿no?
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