Acerca de mí

Mi foto
Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

Seguidores

Archivo del Blog

lunes, 1 de abril de 2024

DE LA MÚSICA QUE HA MARCADO MI VIDA

Palacio de Bellas Artes
Ciudad de México


En alguna entrada ya antigua de este blog dije de algunas experiencias estéticas musicales que se han constituido en verdaderos hitos en mi espíritu. Ellas son la Novena Sinfonía de Beethoven con la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Sergiu Celibidache en 1949; la Tosca de Puccini en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México con María Callas, Giuseppe di Stefano y Piero Campolonghi, cuando la Callas se despidió de México en 1951; la Quinta Sinfonía de Chostakovich dirigida por Alexander Gauk, también en la Ciudad de México en 1959, con la presencia del autor; la Sexta Sinfonía, "Pastoral", de Beethoven con la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm en la ciudad de Bonn en 1970; el ballet Romeo y Julieta de Prokofiev en la ciudad de Kiev en 1988; la ópera Bohemia de Puccini, la puesta en escena de 1999 en la Ciudad de México con Fernando de la Mora y Cristina Gallardo-Domas; el Quinteto para violonchelo de Schubert con el Cuarteto Latinoamericano y Bozena Slavinska en San Miguel de Allende; el Octeto de Mendelssohn con los Cuartetos de Shangai y Ying, también en San Miguel de Allende en 1999. Es tan fuerte su presencia dentro de mí, que a la menor provocación platico de ellas. 

La primera de estas experiencias referidas data de 1949, cuando yo tenía doce años de edad; es decir, hace ya setenta y cuatro años. La última es del agonizar del siglo pasado; es decir un cuarto de siglo. Surge la pregunta: ¿En veinticinco años no se ha dado un nuevo evento musical significativo en mi vida? ¡Pobre de mí!

Bethovenhalle en Bonn, Alemania



Pero no es así, se han dado y son tres. Antes de referirlos diré del Festival Beethoven de 1970 en Bonn, Alemania, con motivo del segundo centenario de su nacimiento. Se dio en tres semanas, durante las cuales escuchamos las nueve sinfonías, algunos de los conciertos de piano y el de violín y algunas otras piezas para orquesta, como las oberturas. Fueron con las orquestas más distinguidas entonces de la Europa Occidental: la orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert Von Karajan, la Orquesta de la Concertgebouw de Ámsterdam bajo la batuta de Eugen Jochum, la Orquesta Filarmonía de Londres  con Otto Klemperer al frente, la Orquesta Filarmónica de Viena con Karl Böhm en el podio y la orquesta local de Bonn, de cuyo director no recuerdo el nombre.

Monumento a Beethoven en Viena
Los niños alrededor
son sus sinfonías, sus hijos
.





Al terminar esas tres espléndidas semanas y antes de partir de regreso a la Ciudad de México, nos reunimos los viajeros alrededor de una mesa con vinos y viandas y nos preguntamos cuando sería el siguiente festival importante para reencontrarnos con el pretexto de la música. Después de meditar y cambiar impresiones por algunos minutos, estuvimos de acuerdo que el siguiente que valdría la pena sería aquel que conmemorara el aniversario 250 del nacimiento de Beethoven; eso sería en el año 2020. Con tristeza nos dimos cuenta que la mayoría de los que ahí estábamos no habríamos de llegar a tal año. 



Por fortuna, mi esposa y yo llegamos, pero no hubo festival alguno, pues para entonces estábamos en plena pandemia de Covid 19, en fase de aislamiento estricto y cancelación de todas las actividades no indispensables en el mundo entero. En ese 2020, mi esposa y yo mucho recordamos y con ello volvimos a disfrutar nuestro Festival Beethoven de 1970. Pero se dio el evento Beethoven 2020 que he debido agregar a esa mi lista pequeña de experiencias estéticas musicales que son verdaderos hitos de mi espíritu.

La tarde del 16 de diciembre de 2020, a través de las redes sociales, vimos y escuchamos en televisión la grabación de un concierto que se hizo y fue grabado el 15 de noviembre en la Staatsoper (esto es una sala de conciertos) de Berlín. Los artistas fueron la Staatskepelle (esto es una orquesta sinfónica) de Berlín bajo la dirección de Daniel Baremboin y el pianista András Schiff como solista. El programa, el soñado por mí: el Concierto para piano y orquesta No. 4 y la Tercera SinfoníaEroica, de Ludwig van Beethoven. Por razones de la pandemia por el CoVid-19 no hubo público, pero el concierto se hizo con todo el protocolo como si lo hubiera. La calidad técnica de la entrega, para el audio y el vídeo, es estupenda e inmejorable. Y que decir de lo artístico; la calidad, de “todos”, fue excelsa e insuperable, la soñada por mí toda la vida y esta audición, lejana y sin público acompañante, constituye un hito más en mis mejores recuerdos de la música y estoy convencido de que las experiencias bellas, cuando se comparten, se hacen más bellas y... así nacen los mitos. 

Concierto en la 
Staatsoper de Berlín
el 15 de noviembre de 2020

Año y medio después de esto cambiamos nuestra residencia a las Tierras Altas de Veracruz, lo que nos ha permitido ser asistentes constantes a los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, que sin duda alguna puede competir en magnitud y calidad con cualquier orquesta sinfónica del mundo; no exagero.

Y en estos casi dos años de residir acá, se han dado dos conciertos con dos sinfonías que no dudo en integrar su recuerdo al racimo de los eventos inmortales de la música para mí. A saber: 

La  Primera Sinfonía de Mahler, bajo la dirección del titular, el maestro Martin Lebel, el viernes 6 de octubre de 2023 y la Quinta Sinfonía de Chostakovich el pasado viernes 2 de febrero de este 2024, bajo la batuta del maestro invitado Iván López Reynoso.

Orquesta Sinfónica de Xalapa en su casa,
la Sala Tlaqná.

Yo no sé si habrá algo más en lo que me queda de vida, que así como la llevo, me gustaría que fuera mucho.