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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 18 de julio de 2022

TRES LEYENDAS SOBRE EL ORIGEN DEL VINO.

A la izquierda, Noé cultivando su viña
 y haciendo vino.
A la derecha, Noé borracho
 es cuidado por sus hijos.

Primera leyenda:  La Biblia y el vino.


Es curiosa la leyenda que se recoge en las Sagradas Escrituras. Según la Biblia, tal y como cuenta el Antiguo Testamento,  lo primero que hizo Noé al bajar de su barca fue plantar una viña, con cuyos frutos hizo vino y bebió hasta la saciedad, emborrachándose.

Pensándolo bien, no se ocurre una mejor manera de celebrar el final del Diluvio Universal. Ya lo decía Ezequiel, “dad vino a quien tiene el corazón lleno de amargura”. Además de repoblar la Tierra, a Noé le había sobrado tiempo para regalarnos uno de nuestros mayores placeres. El problema con esta leyenda es que Noé y su famosa barca, parece ser que nunca existieron.



Segunda leyenda: Egipto y el cultivo de la vid.




Distinta interpretación encontramos en la mitología egipcia, según la cual sería el rey-dios Osiris quien habría enseñado a la humanidad todos los secretos del cultivo de la vid, aprendiendo así a cosechar las uvas y guardar el vino. Su esposa Isis, diosa de la agricultura, habría sentado por su parte las primeras bases en la metodología de la crianza, velando por el proceso de vinificación del jugo en aquellas primeras bodegas. Los egipcios hicieron del vino un patrimonio casi universal.






Tercera leyenda: Algo del vino en la Antigua Grecia.



La importancia de la Antigua Grecia en la historia del vino es de primer orden. Dicen que la botella de 750 mililitros, que es la botella habitual en todo el mundo moderno, no es fruto de la casualidad. Los griegos recomendaban compartir el vino de un recipiente común de entonces, entre tres. El resultante, en cifras actuales, era de 250 mililitros para cada bebedor, lo que el poeta  Eubulo fijó como la cantidad adecuada por cabeza. Yo creo que esa sigue siendo.


Parece que los griegos bebían con moderación. Solían diluir el vino en agua. Lo contrario solo era apto para los bárbaros, los únicos capaces de soportar los grados que entonces tenía el vino.


Tanto es así que quienes se atrevieron a beberlo al natural acabaron muy mal: el rey espartano Cleomenes enloqueció tras hacerlo; Brennus, líder de los Senones, lo usó para suicidarse tras perder una batalla y 
Alejandro Magno murió en una terrible borrachera en Persia.




Tengo más leyendas del vino por ahí, pero ya serán para otra ocasión.