Acerca de mí

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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 26 de agosto de 2024

MÚSICA Y RELIGIÓN.

Alfonso X de Castilla, "El Sabio"
(1221 - 1284)


Desde siempre, la música ha estado muy ligada al rito de las iglesias cristianas. En la época de las catacumbas en Roma (siglo I) se cantaba la Misa procurando el énfasis emotivo que la música confiere a las palabras y a las ideas. Siempre fue austera, evitando el riesgo de música bella que se volviera una atracción mayor que Dios. Se instituyó el Canto Gregoriano como el oficial del rito cristiano y fue inamovible y único durante diez siglos. Los autores nunca firmaron su obra, para no robarle brillo a Dios. Fuera de los templos, el pueblo hacía música religiosa no litúrgica, hermosa, alegre y jovial. Díganlo sí no las Cantigas de Santa María, meticulosamente recogidas y enriquecidas por Alfonso el Sabio.


Martín Lutero
(1483 - 1546)

El Renacimiento es el suceso histórico y social más trascendente para la historia moderna del mundo occidental. Ocurrido en la segunda mitad del siglo XV y la primera del XVI, cambió la concepción divina del mundo por la humana. Ahora somos hombres y mujeres del Renacimiento. Este fenómeno histórico abarca tres elementos de la misma concepción humanista, pero de diferente campo de aplicación: la Reforma Religiosa encabezada por Martín Lutero, la Revolución Científica con sus campeones Copérnico, Leonardo da Vinci y Galileo, y el Renacimiento, en su acepción reducida a lo ocurrido en el arte.


La Reforma religiosa ha sido la mayor partición en la historia de las iglesias cristianas. Los reformistas luteranos, que a su vez se han subdividido en muchas iglesias que genéricamente conocemos como "protestantes", procuraron conservar la austeridad de la música en sus oficios religiosos; pero desde su aparición y hasta ahora, la música en esas iglesias es un arte más para los humanos que para fortalecer la idea de Dios. Los Preludios de Bach y los Corales de Lutero son música para la gloria de los hombres; de sus cantatas y oratorios, ni que decir. Baste recordar que fuera del Norte de Alemania, se escuchan más en salas de conciertos que en iglesias.


Giuseppe Verdi
(1813 - 1901)




Pero la Iglesia Católica auténticamente se desmandó. A la libertad de interpretación de las Sagradas Escrituras y la pretendida austeridad de los reformistas, contestó con la intolerancia ideológica de la Contrarreforma y con el arte barroco, que por principio niega la austeridad. Es complejo, exultante, sensual, lujurioso y excesivo, y aunque fue hecho "para la mayor gloria de Dios", la verdad es que ninguna pieza religiosa desde entonces es anónima y todas son para exaltación y lucimiento de los hombres, desde Palestrina hasta nuestros coetáneos. Muchas han sido compuestas para presentarse en teatros; es el caso del Requiem de Verdi.




Ahora, una anécdota que esto ilustra. Sucede que en Viena, ciudad católica por excelencia, en varias de sus iglesias principales celebran la Eucaristía de domingo al medio día con una misa cantada (litúrgica) de algún compositor célebre: Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Bruckner o modernos. La anuncian con pequeños carteles en la portada desde varios días antes y también a los intérpretes. La gente busca la que más le guste y a esa misa va, sea católico o no e incluso ateo. Se va al concierto de música y no a la Eucaristía. Se va a disfrutar del arte humano y para nada está presente mística alguna alrededor de un dios. Se asiste a un oficio de la religión del arte, porque somos hombres y mujeres del Renacimiento.