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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 19 de diciembre de 2022

MÚSICA DE NAVIDAD.


Con motivo de la Navidad, el mundo cristiano ha hecho una fiesta continua de la segunda quincena de diciembre; en México va más allá, con el puente de Guadalupe a Reyes. El comercio la adelanta otros quince días y todo cambia en nuestras vidas.  Algunos trabajan más y otros menos que de costumbre. Las calles se visten de gala y de frío, aún en el trópico o en el hemisferio austral. Nuestras casas se adornan, ya sea con motivos sajones o con el tradicional nacimiento. Se gasta en regalos y los sentimientos de los hombres se vuelven de bondad. Y por supuesto, cambia la música. Hace no muchos años se escuchaban en la calle, en los centros comerciales, en las estaciones de radio y de televisión, los villancicos centroeuropeos en versiones y lenguas diferentes, pero también los preciosos españoles y las canciones norteamericanas. Poco se escuchaba la música navideña mexicana, de la que Oscar Chávez rescató ejemplos muy bellos hace tiempo. Ahora se escucha casi nada de esto.


Hay grandes obras de música clásica escritas para estas fechas. Pronto se me vienen a la cabeza El Cascanueces de Tchaikovsky, el Oratorio de Navidad de Bach y El Mesías de Haendel. Platicaremos un poco de ellas.


El Cascanueces de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) es un ballet clásico, de números, sobre un cuento de Hoffman. Trata de un sueño infantil en que los juguetes cobran vida y el héroe es un cascanueces fantástico, en figura de soldado, que era uno de los regalos de Navidad. La música, por lo menos en partes, es conocida de todos. Es ligera, fácil y quizá demasiado convencional, pero es bella y justa  para  el  ambiente festivo de  la época. Las grandes ciudades con compañías de ballet permanentes suelen ponerlo cada año por estas fechas. Así se hace en la Ciudad de México e ignórolo en otras ciudades del país.



El Oratorio de Navidad de Johann Sebastian Bach (1685-1750) es una obra muy   controvertida. Fue compuesto para las fiestas eclesiásticas de Navidad, desde el 25 de diciembre hasta la Epifanía de 1734 a 1735. Es una parodia en el sentido musical del término, pues está hecha usando partes de otras tres cantatas del mismo autor, ordenando los textos conforme a la cronología de los Evangelios y dotándola de  nuevas oberturas y recitativos, así como fragmentos instrumentales que permitieran alargar la obra para tocarse en forma fragmentada durante todas las fiestas de esa temporada. No es de las creaciones más afortunadas de su autor, pero se puede escuchar cada año, por estas fechas, en las iglesias luteranas de Alemania.



El Mesías de Georg Friedrich Haendel (1685-1759) compite con la Pasión según San Mateo de  Bach  por ser la obra cumbre de la música barroca.  Es de proporciones grandiosas.  En sus tres partes, los misterios de la Natividad, la Resurrección y la Ascensión, sus cincuenta y tres fragmentos y casi tres horas  de duración, resume, en ingles antiguo, toda la teología de Cristo. Explota todas las posibilidades instrumentales, vocales y musicológicas de la época, y es una apoteosis de la armonía y la polifonía del barroco tardío. Tradición inglesa es que toda ciudad que tenga modo de hacerlo, ponga la obra en Navidad. Y el pueblo llena teatros e iglesias con espíritu cristiano y amor por la música. El Aleluya se escucha de pie, repitiendo el homenaje que el rey Jorge II ofreciera a Haendel. Se pone en México con frecuencia.


Dicen que quien gusta de la música no puede ser malo. Para ustedes, que gustan de ella, mis mejores deseos de un año 2023 próspero y sin demasiados sobresaltos.