El sistema nervioso (SN) está constituido por un conjunto de
estructuras del mismo origen embrionario (el ectodermo) y un solo tejido (el nervioso),
que cumplen, actuando como un todo sincrónico, la función de relación.
La función de relación, que a partir de este punto llamaremos solo RELACIÓN, es el proceso por el
cual los animales se vinculan con todo aquello que no es ellos, lo que se
conoce como MEDIO AMBIENTE. Aunque
está función se da en todos los individuos del reino taxonómico Animalia
(animales), en esta entrada me referiré sólo a lo que ocurre en el vertebrado
mamífero Homo sapiens, es decir, nosotros los humanos actuales.
El tejido nervioso está constituido, básicamente, por dos tipos de células: NEURONAS, las que fundamentalmente son las que cumplen la RELACIÓN, y las gliales, que cumplen acciones de soporte, nutrición y auxilio funcional a las neuronas. No se sabe cuántas células hay en la totalidad del sistema nervioso, pero un cálculo bajo sugiere que son cien mil millones de neuronas (100,000,000,000) y diez veces más de células gliales, todas convocadas a la función única de la RELACIÓN.
Esta
función puede desmenuzarse en los siguientes elementos:
![]() |
Círculo virtuoso del funcionamiento del Sistema Nervioso en su función de RELACIÓN |
1.
Receptores periféricos variados y especializados que recogen las señales de olor, luz, sonido, sabor, presión,
dolor, posición relativa de los diferentes segmentos corporales y orientación
en el espacio. Azul
2.
Un cableado conductor aferente que lleva esas señales al Sistema Nervioso
Central (SNC). Son los nervios
periféricos sensitivos craneales y espinales. Los primeros las llevan al tronco
encefálico y los segundos a la médula espinal.
3. Un enorme conjunto de centros de procesamiento de la información, situados en el SNC, que reciben esta información, la analizan, clasifican, procesan (modifican), almacenan en parte (memoria) y generan una acción compleja consecuente. Estos están en la corteza cerebral y cerebelosa y en núcleos subcorticales de todo el encéfalo y la médula espinal. Gris
4. Un cableado conductor eferente transmite estas órdenes ejecutivas a los efectores finales. Son los nervios periféricos motores craneales y espinales. Los primeros parten del tronco encefálico y los segundos de la médula espinal. Rojo
5.
Los efectores finales, que son los músculos (estriados o lisos) y las glándulas
(de secreción externa o interna). El SN
sólo puede expresarse por movimiento o por secreción glandular. Para fines de
esta entrega, sólo nos ocuparemos de los efectores motores voluntarios, es decir, los
músculos estriados.
6. La acción de estos
últimos efectores sobre los receptores periféricos, aquellos por donde
iniciamos esta relación. Estos estímulos continúan y repiten el ciclo funcional
del SN, el cual no se suspende, nunca ni por mínimo tiempo, mientras estemos
vivos. Blanco
Ahora bien, esta RELACIÓN se cumple por señales
eléctricas de mayor o menor intensidad (voltaje), que son moduladas por sustancias
químicas llamadas NEUROTRANSMISORES
que facilitan o inhiben una acción determinada. Resulta entonces que una
función, motora o sensitiva NORMAL,
depende de la suma, aritmética o algebraica de esos factores. Bien, empecemos
por los problemas de la
Función
motora: Una enfermedad del sistema nervioso se manifiesta
por parálisis (falta total de movimiento) o paresia (debilidad) de segmentos
corporales, mayores o menores, según la localización y la magnitud de las
lesiones de estructuras nerviosas motoras afectadas por la enfermedad. El
trastorno de la función es por defecto.
Función
sensitiva: La función sensitiva no se puede agrupar en una
sola, como la motora, pues son varias las funciones sensitivas: olfato, vista,
audición, gusto, dolor y algunas otras. Ejemplificaremos con la vista, pero
eso es aplicable a todas las otras formas.
Una enfermedad del
sistema nervioso que afecte las vías ópticas, desde la retina en los ojos hasta
la corteza cerebral en los lóbulos occipitales, puede provocar ceguera total o
parcial. El trastorno de la función es por defecto.
Pero también puede
ocurrir, y ocurre, que algunas estructuras nerviosas encargadas de la compleja
función visual estén enfermas de una condición que impide la acción de los
factores inhibidores normales de las imágenes visuales; entonces, en vez de ceguera
se ve lo que no existe (alucinaciones visuales) o una imagen se percibe como lo
que no es (ilusiones visuales). El trastorno de la función es por exceso y
puede ocurrir en la epilepsia y en algunas enfermedades mentales, como la
esquizofrenia.
Estas consideraciones se
aplican a casi todas las formas de sensibilidad y así hay alucinaciones e
ilusiones visuales auditivas, olfatorias, del tacto, de la orientación espacial.
Hasta aquí el mensaje
que quiero compartir hoy. Si fuera necesario aclarar algunos conceptos aquí
enunciados, recomiendo ir, en este blog, a las entradas del 13 de julio, 10 de
agosto y 30 de noviembre del año pasado, el 2020.