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Atardecer de fuego en Morelia |
Prolegómeno:
Este espacio de
comunicación abierta a través de la Web, mi blog, se abrió el 21 de junio del
año pasado, cuando yo cumplí 83 años, se me cumplían tres meses de
confinamiento muy estricto por el CoViD-19, que tenía ya seis meses en el
mundo, algo menos en México, y se mostraba muy peligroso por su tasa alta de
mortalidad en mi ciudad. Yo, además de estar bastante avanzado en la tercera y
última edad, soy médico en activo con mi centro de trabajo en un hospital que
optó por convertirse en un hospital CoViD, lo que aumentó notablemente mi
riesgo, el de mi esposa y el de mis pacientes. Todo esto nos determinó, sin
mucha más reflexión, a confinarnos, bajo el principio de que “es mejor estar confinado que finado”.
Ahora, el 20 de marzo, se ha cumplido un año de nuestro encierro y eso merece
reflexiones que comparto, aunque se salgan de los temas insignias del blog: “Vinos, Música y Neurología para profanos”.
Reflexión
primera:
No queríamos
enfermar y menos morir por CoViD-19 y tampoco participar en la difusión de la
enfermedad; lo hemos logrado hasta ahora, tranquilamente.
Reflexión
segunda:
No hemos tenido
apuros económicos en este ejercicio de supervivencia, pero tampoco estamos
sobrados. Podemos seguir sin apuros.
Reflexión
tercera:
El trabajo
médico no abunda, pero no está en ceros; hay consultas por teléfono o
vídeo llamadas, de primera vez y subsecuentes. Si se requieren estudios
paraclínicos se solicitan vía Internet y se reciben los estudios completos, no sólo las interpretaciones, por la misma vía. No hemos tenido inconformidades
y los honorarios profesionales se cubren por transferencia bancaria
electrónica, la que puede hacerse desde cualquier tiendita OXXO.
Reflexión
cuarta:
Mantener la
condición física, actividad no sólo conveniente sino obligada a nuestra edad.
Lo hacemos con gusto y beneficio; todas las mañanas hay ejercicio en pareja y a
diario salgo a caminar hasta cuatro kilómetros al redor de la casa, con bajadas
y subidas severas; casi una hora. Me siento bien y no me han fallado la
condición osteoarticular, muscular, cardíaca o respiratoria.
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Atardecer con luna en creciente en Morelia |
Reflexión
quinta:
Yo
no estoy bien sin actividad académica y he seguido con ella, mi cátedra de neurología
en la Facultad de Medicina de mi universidad, en línea a través de los portales
de teleconferencia, con más entusiasmo, por la novedad, que las presenciales;
los resultados de aprovechamiento también han sido satisfactorios y quizá
mejores que en el aula. Se ha completado con conferencias mensuales, también en línea, de temas médicos
pero dirigidas a todo público, que han sido exitosas y muy satisfactorias para
mí.
Esto ha sido una
hermosa novedad en mi vida que no pienso dejar, aunque se acabe la reclusión
por CoViD-19.
Reflexión
sexta:
Uno
de los problemas mayores del confinamiento como el que ahora llevamos es la
limitación para compartir ideas y opiniones con alguien más de quien nos
acompaña en el encierro. Esto, emocionalmente me perjudicaba, mentalmente
enclaustrado me sentía, revolviéndose en mi cabeza recuerdos u opiniones. Por
consejo de mis hijos a distancia y de mi esposa en presencia, retomé la vieja
idea nunca desarrollada de una página web, ahora llamada blog.
Es un espacio
abierto, no comercial, de comunicación que puede ser amplia y trascendente. En
él se puede tratar de todo, pero se recomienda que sea temático; también que
sea regular. Así surgió este blog, que en el nombre lleva los temas
preferentes: Vinos, música y neurología
para profanos, y escogí que las entradas fueran semanales. Lo he cumplido y
se ha estabilizado, en buena parte, mi emotividad. Cuando salgamos del
encierro, la página continuará. Gracias blog y gracias a quienes me indujeron a
retomarlo.
Reflexión
última:
Me
cuesta trabajo expresarla, pues puede ser tan breve como tres palabras o tan
larga como tres páginas y siento que mi magín, en ninguno de los dos casos, es suficiente para expresar la extensión y profundidad del sentimiento activo
que este obligado encierro ha generado.
Participando
activamente mi esposa y yo, hemos agregado elementos a nuestra relación humana: intelectuales, emotivos y generosos, que nos estimulan en la cognición y el
cariño. Hay juegos de mesa, desde el solitario hasta el ajedrez, escuchar música
clásica grabada en sesiones organizadas de ciclos temáticos, inolvidables
ciclos de ópera, lectura en voz alta de clásicos desconocidos hasta ahora,
hablar entre nosotros de lo nuestro y cosas más, como contemplar juntos la hermosa floralia que rodea nuestra casa, bellos atardeceres desde el balcón alto o la estrella de Belén en diciembre del año pasado.
Si
sólo a esto hubiese contribuido el obligado encierro por CoViD-19, gracias encierro; por ahora seguimos en ti.
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Estrella de Belén en diciembre de 2020 |
Postludio:
Anteayer, 20 de marzo de 2021, me tocó asistir desde mi casa y por el encierro, al quinto cambio de estación consecutivo. Han sido:
1. 20 de marzo de 2020: Inicio de la Primavera.
2. 20 de junio de 2020; Inicio del Verano.
3. 22 de septiembre de 2020: Inicio del Otoño.
4. 21 de diciembre de 2020: Inicio del Invierno.
5. 20 de marzo de 2021: Inicio de la Primavera.