Este blog tiene tres
objetivos establecidos: la música,
el vino y neurología para profanos. Se han cumplido con amplitud y
ocasionalmente se inserta algún otro de interés general y oportunidad.
Agregados han sido los intermezzi de algunos jueves, que generalmente son exposiciones fotográficas mías y en ocasiones abordan
temas de interés y actualidad, como el CoViD-19. Siendo esta la última entrada de lunes del año 2021, me dio por hacerla con dos de los temas primarios, la música y el
vino, que ambos se llevan muy bien y los dos suelen acompañarnos en los
festejos de fines de diciembre y principios de enero; como alguien diría: “de Guadalupe
a Reyes”. Entonces, adelante con la música y el vino como fenómenos paralelos.
La
música y el vino no son hallazgos fortuitos, son obras de arte, creaciones del
hombre actual y exclusivas de su especie, el homo
sapiens sapiens, el hombre que sabe y sabe que sabe. No las descubrió, las creó,
son antiquísimas, claramente prehistóricas.

El hombre reside en la Tierra por lo menos desde hace ciento cincuenta mil años y la música, la primera música, la que sólo consiste en ritmos, la inventó no mucho tiempo después. El ritmo está en la naturaleza que nos rodea y en nosotros mismos. Nuestro corazón, nuestros pulmones y nuestro cerebro trabajan a ritmos muy precisos. El niño de pocos meses se arrulla a sí mismo con voces rítmicas y un poco mayor, acompaña de ritmos sus juegos. Los trabajadores acompañan sus labores con ritmos y procuran ajustarlas a un ritmo. Pero el primer ritmo con intención, del que nació la música, tuvo un origen mágico para acompañar a los pequeños grupos humanos, nómadas o cavernarios, en su miedo y soledad ante fenómenos naturales que no se explicaban, como la tormenta, el rayo, el fuego o la muerte. Al palmear o gritar compasadamente, golpear dos maderas, dos piedras o dos huesos, se acompañaban de un espíritu bueno, ahuyentaban a los malos e inventaban la música. Esto último ellos no lo sabían.
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Vitis vinifera sylvestris |
El
invento, la creación del vino, seguramente se dio mucho tiempo después que el
de la música, pero también antes de que se inventara la escritura, es decir,
también es prehistórico. Probablemente se dio a raíz del hallazgo fortuito de un cuenco de piedra al pie
de una mata de Vitis vinifera sylvestris que la lluvia había colmado de
agua y le cayeron algunas uvas maduras; ahí quedaron agua y uvas, y pasados
unos días se inició el proceso natural de fermentación. Se hizo el vino y algún
hombre sediento que pasó por el lugar lo bebió. El vino estaba descubierto,
pero llevó miles de años repetir, domesticar, perfeccionar el proceso natural y
finalmente inventar el vino en el concepto actual que de él tenemos.
De esos
entonces a hoy han pasado miles de años y la música y el vino han cambiado
muchísimo, no digo que perfeccionado, simplemente evolucionado continuamente
hasta obtener los productos modernos, los que ahora se
prefieren y serían irreconocibles para los primeros creadores. Y no es un sólo producto
de vino o de música; ahora hay muchísimas variantes vigentes de cada uno y cada
uno de los humanos que las disfrutamos las escogemos diferentes.
La música
y el vino son obras de arte porque no son utilitarios; satisfacen una estética
mediada por los sentidos del oído y del gusto respectivamente. No hay música
mejor que otra; hay la que me gusta más o menos o nada y eso suele ser distinto
para los otros humanos que la disfrutan; ninguno está equivocado.
De los
vinos no existe el mejor del mundo; el mejor es el que yo prefiero y puede ser
diferente en circunstancias diferentes. Puede ser uno barato u
otro caro y casi nunca coincidiré con otros humanos.
Ahora hay vinos que se crían con música y desde siglos existe el maridaje entre el vino, la música y el amor. Omar Jayyam lo dijo en el siglo XI: "...ni aspires a otra cosa que a vino, amor y música". Y lo cantó Johann Strauss, hijo, en su vals inmortal "Vino, mujeres y canto".
Recién descubrí una frase que se atribuye a Beethoven, que dice de este maridaje y él se constituye en ministro del mismo. No la conocía y me extrañó su tono, busqué refutaciones de su autoría y no las encontré; así pues, me felicito de haberme topado con ella y la comparto con ustedes para cerrar esta entrada.
"La música es el vino que inspira nuevas creaciones y yo soy Baco que prensa este delicioso vino para los hombres y les embriaga el espíritu".
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