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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 20 de enero de 2022

INTERMEZZO 29. ¡NEVADAS EN MORELIA!

Morelia, diciembre - enero, 2021 - 2022.

 Va de cuento y da cuenta.
Mi esposa y yo somos orgullosamente morelianos,  aunque no de nacimiento. Vivimos  aquí, por gusto, desde febrero de 1971, cuando arribamos con nuestros dos hijos, niño y niña, entonces de tres y dos años. Llegamos a vivir en una linda casa que nos rentaron en la loma de Santa María, con vista plena a la ciudad, que entonces era pequeña. Disfrutamos mucho y todo: la ciudad, su gente, nuestro trabajo y a nosotros mismos. En septiembre de 1976 nos mudamos de casa, también en la loma de Santa María pero hacia el Sur de ella y con vista plena al Poniente del Valle de Guayangareo; la ciudad, que ha crecido mucho, la vemos incompleta cuando la buscamos con la vista. Hemos seguido disfrutando hasta ahora la hermosa ciudad y nuestra vida en ella.

En un día claro y luminoso de septiembre de 1978 tomé fotografías seriadas del valle, las imprimí en papel, las recorté y pegue convenientemente e hice una fotografía panorámica del Valle de Guayangareo. Con las cámaras modernas que vienen en los teléfonos celulares, eso se se hace en segundos. Enmarqué la fotografía y lució orgullosa en una pared de la casa.


A la derecha, la ciudad todavía entonces pequeña. A la izquierda, el hermoso valle todavía de vocación agrícola. La fotografía estuvo expuesta muchos años a la luz solar y se deterioraron sus colores originales. No se han podido recuperar y no se podrá. De esta fotografía panorámica quiero resaltar el fragmento que ahora aparece enmarcado en negro,


y compararlo con una fotografía, con el mismo encuadre, tomada el año pasado.

    septiembre de 1978                                                           2021                 

Ahora bien, una mañana de enero del año 1977, 1978 o 1979, al despertar  y asomarnos al poniente, nos encontramos con el espectáculo de que las montañas de las imágenes anteriores estaban nevadas. Tomé mi cámara e hice unas fotografías, una de las cuales tiene el mismo encuadre que las anteriores, Ahí están las montañas del poniente del Valle de Guayangareo, NEVADAS.

enero de 1979, 1980 o 1981

Hermosas, ¿verdad? Y nunca más vistas así, por lo menos por mí.
 
Cuando me dio por hacer esta entrada con el pretexto de estar en el invierno de 2022, me puse a buscar en la Internet si había documentación de esa u otras nevadas en Morelia. Sólo me encontré una fotografía, que ahora les paso, testimonio de una tremenda nevada en el centro de la ciudad el 24 de enero de 1919. Dice que es la Plaza de los Mártires, nombre que se usó algún tiempo para la Plaza de Armas.


¡Abur!

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