Para los que no somos profesionales de la elaboración, comercialización o cata del vino, pero que nos gusta, lo disfrutamos, acumulamos experiencia y al cabo de los años nos atrevemos a recomendar algunos, ocurre que solemos encontrarnos con una nota periodística de cualquier medio y país que nos dice que tal vino salió malo. Yo no me asusto, pero a alguien más profano que yo puede llevarlo a la desesperación, pensando que bebió algo que lo va a enfermar y llevar al panteón de los que murieron por disfrutar de un vino que salió malo, aunque mucho les gustó. Esto sucedía antes de la era de Louis Pasteur.
Para esto último, recomiendo ir a la entrada del 25 de septiembre de este año.
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Vinatería "Los timbales" en nuestro pueblo de las Tierras Altas de Veracruz |
Lo qué pasa es que algunos catadores profesionales llaman “malo” a un vino que no les gusta, pero hay que recordar que la vinicultura es un arte y en el arte no hay bueno o malo, no hay mejor o peor, simplemente hay “me gusta” o “no me gusta”, o “me gusta más que...” o “me gusta menos que...”.
La razón de esta conducta es que al calificar un vino como malo, le quitan competencia al vinicultor que los contrató para la cata, la que generalmente se da en exposiciones de concurso. Mi recomendación es esta:
Beban ustedes el vino que más les guste, sin importar, para escogerlo, el precio ni las opiniones de los catadores profesionales; estos siempre recomiendan vinos muy caros y ningún vino es de gusto universal ni eterno, además de que ninguno es malo.
Vinatería Monvínic en Barcelona |
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