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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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lunes, 28 de diciembre de 2020

¿ES ENTONCES QUE EL FÚTBOL SE JUEGA CON LOS PIES?

Una ocasión compartíamos entremeses y copas de vino con un connotado académico científico, quien en un momento dado dijo, refiriéndose al fútbol: “no me puede gustar un deporte que se juega con los pies”.  Varios hubimos que no compartimos tal opinión, a lo que terminó contestando: “escucho sus argumentos pero no me convencen”. Se cambió el tema de la conversación y la tertulia siguió por buen camino.


Esa opinión primera me ha traído a la cabeza que aceptarla sería como afirmar que “el ajedrez se juega con las manos”, pues en última instancia, con una de ellas movemos las piezas de manera tal que se termina dando jaque mate o ahogando al rey contrario para empatar la partida, resultados finales que tienen su equivalente en el balompié.


Ahora bien, si analizamos el panorama general del ajedrez, del fútbol y de varios otros deportes y juegos de mesa, nos damos cuenta que son un remedo o símbolo de las viejas guerras tribales que disputaban territorios o dominios, que costaban muchas vidas y llegaban a extinguir pueblos enteros. 

Mapa estratégico de la batalla
de Waterloo, 1815

Desde ese entonces, los ejércitos acudieron a un remedio para no aniquilarse por completo: el combate individual. En vez de sembrar el campo de batalla con miles de cadáveres, elegían representantes para disputar en un torneo. En todos los casos había un objetivo, una estrategia y una ejecución. Los participantes se atenían a estos apartados, para los cuales se preparaban antes de ejecutarlos. Si bien la acción final era física y destructiva, la planeación y estrategia eran pensadas y analizadas antes de ponerlas en acción. Estas podían cambiarse según la respuesta de la tribu, pueblo contrario o representante, para lo que había que improvisar o utilizar estrategias alternativas ya pensadas. Las guerras y combates masivos, individuales o simbólicos, se hacían y se hacen con el cerebro y no con las fuerzas físicas humanas o de las armas modernas; estas últimas son los efectores finales. El balompié se juega con el cerebro; los pies y demás partes corporales en uso son los efectores finales.

Alineación estratégica inicial
para un partido de fútbol

Si analizamos lo que tiene que hacer el cerebro de un buen futbolista en un partido de fútbol, es mucho más de lo que hace en una partida un campeón de ajedrez. He de aclarar que, para jugarlo, yo prefiero el ajedrez al fútbol, pero debo reconocer la verdad de mi enunciado anterior, agregando que el futbolista debe tomar decisiones en fracciones de segundo e incluso improvisar; el ajedrecista tiene mucho tiempo para pensar cada jugada y el número total de posibilidades en una jugada es menor que las que debe analizar el futbolista. Además, el ajedrecista interactúa en un juego con un solo individuo y el futbolista lo hace con veintiuno, diez de su lado y once del contrario, además de los árbitros y varios miles de espectadores. ¡Bueno!, esto de los espectadores va para un año que no se usan; ustedes saben…, ¡con esto de la pandemia!

Colocación estratégica inicial
en una partida de ajedrez

Si recordamos el esquema que en dos entradas previas he mostrado de la organización funcional del sistema nervioso, que es circular y continua, la única aferencia que el ajedrecista usa para razones de su juego es la visual. El futbolista necesita la visual, auditiva, táctil, propioceptiva y de orientación espacial. El proceso que el cerebro utiliza para convertir estas imágenes en significativas y útiles para el propósito del juego para el individuo, consume recursos y energía por muchas veces más en el futbolista que en el ajedrecista. Esto se hace en diferentes regiones de la corteza cerebral. Ahora bien, el proceso para convertir esas aferencias en programas, verdaderamente cibernéticos, la cognición misma, es muy complejo en los dos casos, pero muchísimo más, probablemente cientos de veces más, en los futbolistas calificados que en los ajedrecistas de buen nivel; y la verdad es que no sabemos bien cómo se hacen. Pero lo que es absolutamente incomparable es la pequeñez de la eferencia motora para mover un alfil o una torre que ataquen al rey contrario, con la complejidad y magnitud de la de un centro delantero que intenta un gol desde fuera del área en medio de coequiperos que le estorban y adversarios que lo amenazan. El resultado será el mismo, la falla o el acierto, el triunfo o la derrota, o el empate, en su caso.


Finalmente, ambos deportes se hacen con el sistema nervioso como una totalidad: el sistema nervioso central que incluye el cerebro, el cerebelo, el tronco encefálico y la médula espinal; el sistema nervioso periférico con los nervios craneanos y los espinales y también se hacen presentes algunos sistemas autónomos como el vegetativo y el neuroendócrino; pero la cantidad de recursos de estos sistemas que utiliza un jugador de fútbol es mucho mayor a la que requiere el de ajedrez, siendo bien jugados los dos. 




Se me ocurre una pregunta final: ¿Quién lo haría mejor: un ajedrecista calificado jugando fútbol o un futbolista de primera división  jugando ajedrez?


Campo híbrido para jugar Futjedrez en 2021




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