Acerca de mí

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Soy Rogelio Macías-Sánchez, de tantos años ya, que se me permite no decir cuántos. Soy mexicano y vivo en México país, médico cirujano de profesión, neurocirujano y neurólogo de especialidad. Ahora y por edad, soy neurólogo y neurocirujano en retiro. Soy maestro de mi especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y un entusiasta de la difusión de la ciencia a la comunidad. Pero eso no es toda mi vida. Soy un amante fervoroso de la música clásica, actividad que fomento desde mi infancia. La vivo intensamente y procuro compartirla. Soy diletante en vivo y mucho disfruto, de la música grabada, mejor cuando es en compañía de almas gemelas para esto. Finalmente, amo la vida y la disfruto. Parte de ello es comer bien y beber mejor, es decir, moderado pero excelente. De aquí mi afición a los vinos y las cavas. Los conozco, los disfruto y me entusiasma compartir lo que conozco y lo que me gusta. Esta página pretende abrir una comunicación sobre los vinos, la música clásica y la neurología para profanos. Si es socorrida, el mérito será de ustedes. Diciembre de 2022

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jueves, 31 de diciembre de 2020

ESPECIAL 1. LOS GRANDES REFERENTES UNIVERSALES EN EL 2020


A la izquierda, la portada del último número del año de la afamada revista norteamericana TIME. Las palabras en negro, al centro y abajo de 2020 dicen en inglés:  
EL PEOR AÑO SIEMPRE.”

Esto significa que los editores de la revista consideran que el año que hoy termina es el más catastrófico que la humanidad ha padecido. ¿Será?

Habría que conocer el contenido total del número para saber las razones de tal aserto y considerar si nuestra opinión coincide, pero es probable que en una gran cantidad de los humanos actualmente vivos, eso ocurra.

Pero hay que reconocer que será un año que marcará en el mundo un antes y un después, como el …  el año 0 (cero) de nuestra cuenta actual, el año en que dicen que nació Jesús de Nazaret.

Mi entrada de hoy se referirá al año 2020, señalando y comentando cuatro referentes históricos que, en mi opinión, lo marcan como un hito absoluto de la historia de la humanidad. Dos son malos y dos buenos: dos son humanos y dos no. No será una entrada larga; simplemente diré cuales son y el comentario a cada uno será muy breve.

Donal J. Trump,
presidente de los Estados Unidos





1. Donald J. Trump, de 74 años, presidente de los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2017, culmen del poder, la impericia, extravagancia, perversidad y maldad. 






Bella imagen de SARS-CoV-2
tomada con microscopio electrónico de barrido

2. La pandemia de CoVid-19 por el virus SARS-CoV-2, que hasta donde tenemos documentado es la tercera más mortal que ha afectado a los humanos, sólo después de la famosa Peste Negra de la Edad Media y la Influenza Española de 1918. La primera duró seis años, la segunda dos y la actual va cumpliendo el primero y no se ve para cuando pueda bajar su agresividad. La esperanza actual de control es la vacunación masiva, pero es sólo una esperanza fundamentada, no una realidad todavía.


Ludwig van Beethoven (BTHVN),
listo para seguir en este mundo en 2021

3. El aniversario 250 del nacimiento de Ludwig van Beethoven, el espíritu más lúcido que la humanidad ha engendrado, creador de la más sublime obra de arte del mundo conocido y profeta inmortal de una moral poderosa sustentada en la belleza y la bondad. El recordarlo este año escuchando sus obras mayores ha sido un remanso de esperanza ante la adversidad evidente y sufrida.


4. Finalmente, cierro esta entrada especial de Año Nuevo con la bella imagen de la Estrella de Belén, que no nos visitaba desde hace casi 900 años. Esta tomada desde nuestra bella Morelia en el anochecer del 26 de diciembre. Para mi ha representado un mensaje de esperanza ante la adversidad, sentimiento que comparto cariñosamente con ustedes. ¡Salud y felicidades!



lunes, 28 de diciembre de 2020

¿ES ENTONCES QUE EL FÚTBOL SE JUEGA CON LOS PIES?

Una ocasión compartíamos entremeses y copas de vino con un connotado académico científico, quien en un momento dado dijo, refiriéndose al fútbol: “no me puede gustar un deporte que se juega con los pies”.  Varios hubimos que no compartimos tal opinión, a lo que terminó contestando: “escucho sus argumentos pero no me convencen”. Se cambió el tema de la conversación y la tertulia siguió por buen camino.


Esa opinión primera me ha traído a la cabeza que aceptarla sería como afirmar que “el ajedrez se juega con las manos”, pues en última instancia, con una de ellas movemos las piezas de manera tal que se termina dando jaque mate o ahogando al rey contrario para empatar la partida, resultados finales que tienen su equivalente en el balompié.


Ahora bien, si analizamos el panorama general del ajedrez, del fútbol y de varios otros deportes y juegos de mesa, nos damos cuenta que son un remedo o símbolo de las viejas guerras tribales que disputaban territorios o dominios, que costaban muchas vidas y llegaban a extinguir pueblos enteros. 

Mapa estratégico de la batalla
de Waterloo, 1815

Desde ese entonces, los ejércitos acudieron a un remedio para no aniquilarse por completo: el combate individual. En vez de sembrar el campo de batalla con miles de cadáveres, elegían representantes para disputar en un torneo. En todos los casos había un objetivo, una estrategia y una ejecución. Los participantes se atenían a estos apartados, para los cuales se preparaban antes de ejecutarlos. Si bien la acción final era física y destructiva, la planeación y estrategia eran pensadas y analizadas antes de ponerlas en acción. Estas podían cambiarse según la respuesta de la tribu, pueblo contrario o representante, para lo que había que improvisar o utilizar estrategias alternativas ya pensadas. Las guerras y combates masivos, individuales o simbólicos, se hacían y se hacen con el cerebro y no con las fuerzas físicas humanas o de las armas modernas; estas últimas son los efectores finales. El balompié se juega con el cerebro; los pies y demás partes corporales en uso son los efectores finales.

Alineación estratégica inicial
para un partido de fútbol

Si analizamos lo que tiene que hacer el cerebro de un buen futbolista en un partido de fútbol, es mucho más de lo que hace en una partida un campeón de ajedrez. He de aclarar que, para jugarlo, yo prefiero el ajedrez al fútbol, pero debo reconocer la verdad de mi enunciado anterior, agregando que el futbolista debe tomar decisiones en fracciones de segundo e incluso improvisar; el ajedrecista tiene mucho tiempo para pensar cada jugada y el número total de posibilidades en una jugada es menor que las que debe analizar el futbolista. Además, el ajedrecista interactúa en un juego con un solo individuo y el futbolista lo hace con veintiuno, diez de su lado y once del contrario, además de los árbitros y varios miles de espectadores. ¡Bueno!, esto de los espectadores va para un año que no se usan; ustedes saben…, ¡con esto de la pandemia!

Colocación estratégica inicial
en una partida de ajedrez

Si recordamos el esquema que en dos entradas previas he mostrado de la organización funcional del sistema nervioso, que es circular y continua, la única aferencia que el ajedrecista usa para razones de su juego es la visual. El futbolista necesita la visual, auditiva, táctil, propioceptiva y de orientación espacial. El proceso que el cerebro utiliza para convertir estas imágenes en significativas y útiles para el propósito del juego para el individuo, consume recursos y energía por muchas veces más en el futbolista que en el ajedrecista. Esto se hace en diferentes regiones de la corteza cerebral. Ahora bien, el proceso para convertir esas aferencias en programas, verdaderamente cibernéticos, la cognición misma, es muy complejo en los dos casos, pero muchísimo más, probablemente cientos de veces más, en los futbolistas calificados que en los ajedrecistas de buen nivel; y la verdad es que no sabemos bien cómo se hacen. Pero lo que es absolutamente incomparable es la pequeñez de la eferencia motora para mover un alfil o una torre que ataquen al rey contrario, con la complejidad y magnitud de la de un centro delantero que intenta un gol desde fuera del área en medio de coequiperos que le estorban y adversarios que lo amenazan. El resultado será el mismo, la falla o el acierto, el triunfo o la derrota, o el empate, en su caso.


Finalmente, ambos deportes se hacen con el sistema nervioso como una totalidad: el sistema nervioso central que incluye el cerebro, el cerebelo, el tronco encefálico y la médula espinal; el sistema nervioso periférico con los nervios craneanos y los espinales y también se hacen presentes algunos sistemas autónomos como el vegetativo y el neuroendócrino; pero la cantidad de recursos de estos sistemas que utiliza un jugador de fútbol es mucho mayor a la que requiere el de ajedrez, siendo bien jugados los dos. 




Se me ocurre una pregunta final: ¿Quién lo haría mejor: un ajedrecista calificado jugando fútbol o un futbolista de primera división  jugando ajedrez?


Campo híbrido para jugar Futjedrez en 2021




jueves, 24 de diciembre de 2020

INTERMEZZO 7. LAS "EXTRAÑAS FLORES ROJAS" DE NUESTRO JARDÍN

 


Las flores rojas de nuestro jardín son un misterio, una belleza y un amor verdadero. Son de cultivo en el hogar, pero llegaron no sé como ni hace cuanto, pero menos de dos años. No sabemos como se llaman ni conocemos a quien lo sepa. Nos han pedido semillas y "piecitos" para cultivarlas en otra casa y no se han dado. Simplemente son las "extrañas flores rojas de nuestro jardín".







Su belleza es poco convencional. Las hojas y ramas son de color vino tinto oscuro y a la transparencia, cafés. Las flores son rojo sangre y grana al contraluz.








Los tallos y hojas son de color vino tinto subido y cafés a trasluz





Las flores son rojo sangre y granate a la transparencia.



Son un amor de espíritu femenino y esquivo. Abren a diario con el amanecer. Entre ocho y diez de la mañana están espléndidas, después parecen marchitarse y para las dos de la tarde, todas las que ese día abrieron, se han cerrado. Y se cierran para siempre, son flores de un día, son flores de unas horas. La que se cierra lo hace para siempre. Mañana serán otras, cuatro a siete. Las que cerraron conservan en su interior las semillas fecundadas para mantener y reproducir la especie.






No se por qué tropismo insisten en compartir con los humanos. La planta dirige sus ramas hacia los espacios abiertos o al parecer abiertos al interior de la casa. En el caso de la nuestra, con puertas todas de cristal, sus tallos se dirigen hacia ellas y las flores aparecen pegándose al cristal; es su preferencia.







Pero también llegan hasta el piso exterior, enojadas por no poder entrar. Aquí hay dos flores y la rama de la izquierda es sólo sombra de la real



 quedan suspendidas a media altura, a la mitad de un paso de cemento y lejos de la puerta de cristal, trabadas por sus tallos, como trapecistas en apuros







Grácil escapada, también con sombra.













¿Saben una cosa? 
Cuando esta planta llegó joven a la casa, las hojas eran azules.
¡Eso no volverá!








Este Intermezzo es mi presente navideño 
para los seguidores y lectores de este blog.
Gracias por ello.

Diciembre del 2020.

lunes, 21 de diciembre de 2020

CON BEETHOVEN A MEDIA LUZ

Ludwig van Beethoven (1770-1827)



Mi relación con Beethoven y sus obras fue primero con sus obras; a través de ellas llegué a él. Se inició siendo yo niño, no recuerdo con exactitud cuan niño, quizá de diez años. Con frecuencia, a veces semanal, mi madre me llevaba los domingos a conciertos sinfónicos en el Palacio de Bellas Artes, el Teatro Metropolitan o el Palacio Chino, en la Ciudad de México. Beethoven se tocaba mucho entonces en todo el mundo, aunque no fuera aniversario, y en esas idas era frecuente escuchar sus oberturas, conciertos o sinfonías.


Sergiu Celibidache (1912-1996)

El primer recuerdo claro y significativo que tengo es de la Novena Sinfonía en 1949 en el Palacio de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el maestro Sergiu Celibidache, músico rumano que pasó buen tiempo en México y otros países de Latinoamérica, escapando de la difícil situación de la Europa de la postguerra. Esa función me marcó emocionalmente y me indujo compulsivamente en el gusto e interés de conocer más de ese señor.


Esto se facilitó y creció por la radio. Las estaciones XEN. XELA y XEUN programaban música clásica todo el día, bastante de Beethoven, y eso enriqueció mucho mi acervo. Fueron años en que todo el tiempo que pasaba en casa escuchaba la radio en esas frecuencias. Leí la biografía escrita por Emil Ludwig que me mostró un contexto histórico y cultural del hombre y su ambiente.

Hans Richter-Haaser (1912-1980)

Audiciones históricas y trascendentes para mí fueron las del ciclo de 32 Sonatas para piano por el alemán Hans Richter-Haaser en seis veladas inolvidables en el Palacio de Bellas Artes. ¿Año? Alrededor de 1960.

El Concierto para violín y orquesta con la Orquesta Sinfónica Nacional llevando como solista a Henryk Szeryng, polaco nacionalizado mexicano. Fue al final de los años cincuenta del siglo pasado; confieso que tuve que sobornar al portero y escuchar el concierto sentado en las escaleras del tercer piso, pues los boletos estaban agotados. Años después, en 1970, hube de hacer lo mismo y estar en el mismo lugar para escuchar el mismo concierto cuyos intérpretes no recuerdo, pero sí a mi acompañante, mi hijo Rogelio, de apenas tres años, que en esa velada hizo su debut como melómano. Ése también ha sido un feliz punto de referencia en mi relación con Beethoven.

Pero poco tiempo antes de esto último se dio, para mi esposa y yo, lo más importante en la consolidación de nuestro conocimiento y amistad con Ludwig van Beethoven. Un curso de apreciación musical a cargo del profesor Carlos Greull-Anders, conduciéndonos por un corredor histórico y musicológico de la obra total del inmortal genio de Bonn. Duró año y medio y culminó en 1970, cuando Beethoven cumplió 200 años de haber nacido. Fue viajar a Bonn para estar en el festival por tan fastuoso aniversario y escuchar, con las mejores orquestas europeas, las Nueve Sinfonías y otras piezas sinfónicas. Una reseña de ese evento está en la entrada del 21 de septiembre de este blog.

Gerhart Muench (1907-1988)

A partir de 1971 vivimos en la hermosa Morelia, ciudad que nos ha brindado algunas experiencias significativas en relación con Beethoven. Algunas mayores corrieron a cargo del maestro Gerhart Muench, alemán que llegó a México huyendo de los horrores de la Guerra Mundial II y de la incomprensión y discriminación en los Estados Unidos. Residió muchos años en Tacámbaro y ofrecía conciertos y recitales en Morelia. Claramente recuerdo, aunque no la fecha, el Concierto para piano No. 1 con la Orquesta Sinfónica de Michoacán dirigida por el maestro Tarsicio Medina. Magnífico y con una cadenza compleja y hermosa en el primer movimiento, que entonces desconocimos su autor. Después he concluido que fue una cadenza alternativa del propio Beethoven. Además, en varios recitales para piano le escuchamos versiones extraordinarias de algunas sonatas de Beethoven. He de decirles que Gerardo, que así gustaba que le llamáramos sus amigos, es el mejor pianista que he escuchado.

Ustedes saben que la Tercera Sinfonía de Beethoven, la Eroica, así nombrada por él mismo, es mi pieza sinfónica favorita, y la considero la más sublime creación artística de la humanidad. Dos Terceras han habido que me impresionaron en Morelia, las dos en conciertos de la Orquesta Sinfónica de Michoacán de concurso de directores para ocupar la plaza de titular de la misma; fueron los maestros Eduardo Sánchez Zúber en 2004 y Miguel Salmon del Real en 2012. Ambos ganaron la plaza.

Luis Herrera de la Fuente (1916-2014)

Mi relación más comprometida y cercana con la obra de Ludwig van Beethoven ha sido en Morelia en el año de 1993. Ese año presidí el V Festival Internacional de Música de Morelia y el director artístico fue el maestro Luis Herrera de la Fuente. Me propuso, y acepté con gusto, que hiciéramos un “festival Beethoven”, durante el cual se daría principalmente música de nuestro cumpleañero de hoy. Se ofrecieron conciertos sinfónicos, de cámara, de solistas y fue un éxito rotundo. Por supuesto, el presidente de un evento de esa categoría está sujeto a gran tensión emocional antes, durante y después de cada concierto, pero, modestia aparte, ese nuestro Quinto Festival es el más bello que se ha dado; lo fue por la música de Beethoven. Los tres sábados sinfónicos se dieron con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México dirigida por su titular entonces, el maestro Luis Herrera de la Fuente, y sus programas fueron con piezas sinfónicas de Beethoven. El programa del 19 de junio fue la Obertura Coriolano, el Triple Concierto y la Séptima Sinfonía.

El festival venía dándose sin contratiempo alguno y nos llamó la atención que nuestro gerente ejecutivo, un joven dinámico y talentoso, contratara por iniciativa propia un camión con planta de energía de la Comisión Federal de Electricidad, que instaló su cableado de manera tal que si fallaba “la luz” en el teatro, de inmediato entraba la planta de emergencia. “¡Allá él!”, pensamos.

Abrió la velada y la obertura resultó brillante y emotiva. Para el Triple Concierto, los solistas fueron Mayumi Fujikawa con el violín, Richard Markson con el violonchelo y Jorge Federico Osorio en el piano. Se inició sin contratiempo, pero después de algunos compases, “se fue la luz” por completo y de inmediato entró la planta “de emergencia”. La música no paró ni un segundo. Pero la planta sólo daba para una media luz endeble y algo parpadeante. Ustedes deben suponer que mi angustia era suprema e inconsolable, a pesar de la cual el concierto prosiguió y la pieza terminó brillantemente; el aplauso se desbordó inmenso y muy sentido.

Era el intermedio y corrí a los vestidores a entrevistarme con Herrera de la Fuente:
- ¿Qué hacemos, maestro, si esto sigue así o se va la luz por completo?
- ¡Nada, Macías!, seguimos tocando y terminamos la función. No se apure.

Y así fue; la luz nunca volvió a la normalidad, pero tampoco nos quedamos por completo a oscuras y la velada terminó brillantemente con una muy lucida Séptima Sinfonía. Pero no dejé de apurarme.

El apagón duró muchas horas e incluyó una región muy amplia del centro del país. Nunca se supo el motivo, pero llegó a decirse de sabotaje. Tampoco nunca supimos que orilló a nuestro gerente ejecutivo a prevenir el hecho. Ustedes deben entender que ese concierto sea uno de mis referentes más significativos en mi relación con Beethoven y su obra.

Aquí terminaba esta entrada y con ello mis festejos entusiastas de escribano por los 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven. Pero resultó que por la tarde del 16 de diciembre, a través de las redes sociales, vimos y escuchamos en la televisión la grabación de un concierto que se hizo y fue grabado el 15 de noviembre en la Staatsoper (esto es una sala de conciertos) de Berlín. Los artistas fueron la Staatskepelle (esto es una orquesta sinfónica) de Berlín también, bajo la dirección de Daniel Baremboin y el pianista András Schiff como solista. El programa, el soñado por mí; se diría que lo hicieron para mí: el Concierto para piano y orquesta No. 4 y la Tercera Sinfonía, Eroica, de Ludwig van Beethoven. Por razones de la pandemia por el CoVid-19 no hubo público, pero el concierto se hizo con todo el protocolo como si lo hubiera. La calidad técnica de la entrega, para el audio y el vídeo, es estupenda e inmejorable. Y que decir de lo artístico; la calidad, de “todos”, fue excelsa e insuperable; la soñada por mí toda la vida.

Concierto en la Staatsoper de Berlín
15 de noviembre de 2020

No tengo palabras para describir semejante función, sobre todo ahora, apenas veinticuatro horas después de la emoción que me mantiene chocado, de verdad. Será ella un referente muy importante en mi relación con Beethoven y sus obras, las cuales siempre serán jóvenes, nuevas y emocionantes para aquellos que mantengan abierta la sensibilidad a la belleza y la disposición a la bondad. Nada más por hoy.


Pasados algunos días….

Quiero compartir un detalle íntimo familiar. Al final de la Tercera Sinfonía, en la última y sobrecogedora variación, el llanto de alegría nos invadió. Lloramos y ella escribió después:

 

        Al llanto

 

Las lagrimas

nos acompañan

       en las penas

Mas surgen refulgentes

       en las alegrías

El llanto va

       con la tristeza

Mas surge avasallante

       en el gran júbilo

El llanto es compañero

       de mil angustias

Sin embargo, el más hermoso

       el inapreciable y gozoso

       es aquel que surge

                 cuando

       el sentimiento

                 inexpresable en palabras

                 nos corta el aliento

                y nos eleva

                 en una dicha:

                          ¡Suprema, sublime, inefable!

¡Bienaventurados los que podemos llorar!

                                                                Amén

 

 


jueves, 17 de diciembre de 2020

INTERMEZZO 6. “WHATSAPP” EN RUSO



Saben ustedes, porque ya lo dije en algún
intermezzo  previo, que salgo diario a caminar por las calles de mi colonia para mantenerme en buena forma, física y mental, en esta reclusión obligada por COVID-19, que no ceja en enfermar y matar gente el malhadado y ahora es peor. En nueve meses que estoy por cumplir de reclusión, no más de diez días he dejado de salir. Compañero fidelísimo en esas andanzas callejeras es mi teléfono móvil, que, convertido en cámara fotográfica, ha recogido una serie magnífica de impresiones visuales, particularmente de flores. Muestra de ello han sido dos intermezzi de este blog, los números 3 y 4.

Mis caminatas suelen ser al medio día, siempre son circulares, de poco más de dos kilómetros como promedio. Estando mi casa situada a media altura en una loma, siempre hay que bajar y subir o subir y bajar para completarlas; la subida final es pesada e inevitable. Tengo ya bien calculado el ritmo al que debo hacer mis andanzas para no llegar a esa subida final extenuado in extremis, lo que sería peligroso para mi salud cardíaca. No tengo encuentros con otros peatones, solamente me cruzo con algunos, escasos en general. Los automóviles, pocos, no me hacen caso ni yo a ellos.

Un jueves de estos estaba por terminar mi vuelta; había llegado al arranque de la subida final cuando me abordó una mujer extranjera, bastante mayor de edad, aunque menos que yo, de estatura media, más robusta que delgada, de pelo totalmente blanco, tanto que podía ser por un tinte platino. Cargaba en cada mano una bolsa grande de plástico con verduras. Se veía fatigada, perdida y sufriente y me preguntaba, en idioma que parecía inglés, pero muy malo, por Tanekua, la calle Tanekua acabé por entender. Como yo me dirigía hacia ella por la primera parte de la subida final, que está muy empinada, le pedí que me siguiera. Follow me dije en inglés e hice la seña, y ahí vamos. Pero a unos cuantos metros se rindió, se sentó en la banqueta dándome a entender que no podía más y dijo que yo era an strong man. Pero su inglés seguía siendo difícil de comprender mientras intentaba decirme el número de la calle Tanekua al que iba. Era de tres dígitos, pero no se los sabía; tan pronto decía 2 0 9 como 3 8 4 ó 2 1 6, en su inglés, por supuesto. Empecé a ver negro el asunto.

"WhatsApp" en ruso

Después de pocos minutos sacó, no sé de dónde, un teléfono celular moderno, muy plano y medianillo de tamaño, pero sucio. Lo encendió, algo buscó como se hace en cualquier lugar del mundo y me mostró la pantalla. ¡Guauuu! Era una pantalla de Whatsapp, de distintos colores del fondo y de los cuadros de mensaje, pero estos en ruso. El idioma lo identifiqué de inmediato, pero, por supuesto, nada del significado. Seguíamos igual. Pero la mujer siguió buscando mensajes con el dedito y de pronto, con gran sonrisa, me mostró un mensaje en español con el tipo de letra que usa Whatsapp en México; sólo leí: Tanekua 305, nuestra ciudad y México. Estaba yo a media cuadra empinada de ponerla en la calle que buscaba y que ella encontrara la casa por el número.

Pero al llegar ahí recordé que la calle de Tanekua es, en el mundo entero, la más desordenada en la numeración de sus casas. En el curso de las cinco cuadras de que consta, en una acera se encuentra el número 118, empezando la calle, después el 39, sigue el 425, el 164 y así de los dos lados. Nadie puede encontrar una casa por el método civilizado universal. Seguramente mi amiga rusa moriría en el intento.

Me puse a la altura de las circunstancias y del ejemplo que me había dado ella. Saqué mi teléfono, entré a Google maps en español y pedí buscar Tanekua 305 en mi ciudad. De inmediato me la mostró, cuadra y media hacia abajo. Bajamos mi rusa y yo y al llegar a la casa indicada se le alegró el corazón, la reconoció, se despidió con alegría y entró en ella sin más. Hube de rehacer el camino a mi casa nuevamente por la subida final. Lo hice satisfecho y sin fatiga.



lunes, 14 de diciembre de 2020

PARA BEETHOVEN, POR HABER NACIDO HACE 250 AÑOS

 

Hay en la ciudad de Viena un monumento a Beethoven verdaderamente bello, no sólo por su diseño y adecuación al entorno urbano, sino por su concepción ideológica. En lo alto está  Beethoven adulto, sentado, pensante y sereno, en una actitud que me recuerda a Dante. En una de las cabeceras de la base está  Prometeo encadenado, aquel espíritu renovador liberado por Beethoven; en la otra hay una alegoría, en forma de mujer, del triunfo y la alegría; en los lados están las estatuas en bronce de nueve niños traviesos, féminas y varones, que representan los hijos dilectos de Beethoven, sus nueve sinfonías. Los nueve niños tienen la misma edad, dos a tres años. 

Beethoven alguna vez escribió: "El poder es la moralidad del hombre infatigable, y también es la mía". El poder fue la ética de Beethoven. El poder fue la moralidad de su perspectiva sinfónica, poder que extendió los límites de la sinfonía hasta liberarla de las humanas imposiciones y darle una dimensión titánica.

Los grandes hombres se expresan a través de grandes obras. Tales son sus nueve sinfonías. Escucharlas y penetrar en ellas es más iluminador que leer biografías o ensayos. Así me ha ocurrido. Por ello, mi homenaje de hoy en su cumpleaños es publicar mis sentimientos y convicciones hacia ese personaje, que he desarrollado al escuchar muchas veces cada una. Pero hay una especial, la Tercera, la Heroica, que considero la más sublime creación artística de la humanidad. A ella me refiero. ¡Vale!

Beethoven en 1804, año en que
terminó la Tercera Sinfonía


“Corría el año de 1802 en Viena. Beethoven era un joven adulto, solicitado pianista y reconocido compositor de música "clásica". Había estrenado ya sus dos primeros conciertos de piano, compuesto sus dos primeras sinfonías, algunas de sus famosas sonatas para piano y piezas importantes de música de cámara. Por entonces se iniciaba su sordera y le confesó a su viejo maestro Wenzel Krumholz: "No estoy satisfecho con mis obras compuestas hasta la fecha. Desde hoy pienso seguir un camino nuevo". Ese camino fue la música romántica, y lo abrió con su Tercera Sinfonía.



La música es una forma especial del pensamiento, más allá de la filosofía. Como tal, no se da aislada, sino como parte de los fenómenos sociales del momento. Ese camino nuevo sólo lo pudo abrir un hombre nuevo, imbuido del espíritu liberal que la Revolución Francesa había desencadenado y que los soldados de Napoleón se encargaron de difundir en ese microcosmos de la Europa revuelta de principios del siglo XIX, y de ahí, a casi todo el mundo.

El Beethoven que terminó con la servidumbre de los artistas, rompió también con los viejos moldes de la música "clásica", ya colmados por Haydn, Mozart  y él mismo. El hombre se sacudía de la prepotencia y la música lo seguía en su camino libertario. Como un Prometeo encadenado, tímido se presenta el tema del cuarto movimiento de la Tercera Sinfonía. Es el motivo de la libertad, que el genio de Beethoven va descubriendo en cada variación, hasta hacerlo aparecer altivo, fuerte y hermoso en la sexta de ellas. Después, Prometeo-Beethoven rompe las últimas cadenas de la antigüedad y se abre al inmenso mundo de la música "romántica". No había forma musical de las conocidas hasta entonces que pudiera contener tanta emoción por el hombre nuevo y Beethoven inventa una Fantasía en la que, como un derroche de fuegos de artificio, aparece por todos lados, con colores y tiempos diferentes, el tema libertario, que se niega a dejarnos en una coda prolongada y jubilosa.

Portada original de la Tercera Sinfonía
titulada Napoleón. 
Título después borroneado


Beethoven, que creía en esta verdad, pensaba que Bonaparte, el Primer Cónsul de la República Francesa, era el Prometeo de los cambios sociales y a la sinfonía la llamó Bonaparte. Cuando en la primavera de 1804 supo que Napoleón se había proclamado emperador, también supo que se convertiría en un tirano. Molesto, cambió el título original y la rebautizó: "Sinfonía Heroica. Compuesta para celebrar la memoria de un gran hombre". Bonaparte había muerto.

El primer tema del primer movimiento es el de Bonaparte, un verdadero "motivo conductor" que dirigirá toda la obra. Pero si se escucha bien, parece ser una variación más del de Prometeo en el cuarto movimiento. ¡Qué tema tan bello, festivo y sencillo! El segundo, más extenso, de más armonía que melodía, es un motivo de amor por el mundo entero. Pero si los temas se han criticado por algunas limitaciones, los desarrollos (que por vez primera en la historia de la música son dos para un movimiento sonata), son de los mayores logros de la música sinfónica de todos los tiempos, cuya sola existencia hubiera bastado para hacer de Beethoven el creador de la música nueva.

Portada definitiva de la
Tercera Sinfonía


El segundo movimiento es una Marcia funebre, que lamenta la muerte de los héroes, pero no sufre por ellos, pues los héroes verdaderos no sufren en su caída. Nunca se tocó para Napoleón, pero si para Beethoven, a quien el pueblo lloroso de Viena acompañó en su funeral en morado intenso, al ritmo muy lento de esta marcha en do menor.

El tercer movimiento es el Scherzo, el primero de aquellos grandes movimientos que Beethoven regaló al mundo antes que ningún otro músico, en los que la comedia y la tragedia se encuentran tan espontáneamente combinadas. La comedia es el tutti de las partes primera y tercera. La tragedia está en el trío, con su coro de tres cornos, que por primera vez en la historia de la sinfonía, se usaron.



En 1820, en la pequeña taberna Zur Rose, mientras degustaban un tierno vino blanco de Heiligenstadt, el poeta Christoff Kuffner le preguntó al ya sordo Beethoven cuál de sus ocho sinfonías era la predilecta (aun no escribía la novena). Sin duda y con énfasis contestó: "la Heroica". Aún hoy, después de la Novena, muchos habemos que mantenemos a la Tercera como nuestra favorita, favorita universal e intemporal.”

Beethoven niño


Ludwig van Beethoven es el espíritu más lúcido que la humanidad ha engendrado. Nació el 16 de diciembre de 1770 y ahora cumple doscientos cincuenta años. No ha muerto; vive entre nosotros penetrando las almas sensibles dispuestas a compartir el poder de su moralidad.

 

                             *        *         *

 



- Maestro Beethoven, hace algunos meses no quiso usted compartir una copa de vino tinto que le ofrecí. Ahora, en su cumpleaños, no se me escapa. Es el mismo que le ofrecí entonces, un tinto de La Mancha, de uva Tempranillo; tiene madera y es del que tomaba El Quijote. ¡Salud!!!