Éste soy yo en mi pasado reciente, es decir, pocos meses antes de emigrar a las Tierras Altas de Veracruz. Desde entonces caminaba yo diariamente por los redores de mi casa, que está a la mitad de una montaña y que, por lo tanto, siempre hay que subir y bajar si se sale de ella. Como ahora, siempre salí con teléfono-cámara al cinto y en pocos años me llené de miles de fotografías que conservo almacenadas en unidades informáticas. Algunos cientos usé en los intermezzi primeros de este blog cuando vivía en Morelia y unas cuantas en alguna que otra entrada desde mi lindo pueblo de ahora; el día de hoy volveré a hacerlo, porque revisando viejos archivos con la idea de desentilicharme, he encontrado muchas fotografías que merecen compartirse. Vale y sale.
Estos son los guardianes del Valle de Guayangareo
A la izquierda las Tetas A la derecha el Quinceo
Fantasmagóricas amarillas...
Esto no es Morelia, por supuesto, sólo es de los
tiempos de Morelia, es Cuyutlán, Colima; pero
lo trascendental de esta fotografía se explica en
la siguiente, que es apenas un fragmento de esta.
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Aprendizaje |
El niño mayor ha adquirido una habilidad de correr por el palo y al llegar al final en alto, se lanza a la ola en el momento en que esta llega. El niño menor, probablemente su hermanito, lo admira y le aprende observándolo.
La fotografía se llama:
Y bueno, ya que salimos de Morelia, les presento esta Luna con palmeras de una playa de Rosarito, Baja California, de los mismos tiempos de las fotos anteriores.
En Morelia hay telarañas gigantes para capturar humanos... ¡Palabra que sí!
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