Lo que define a la música clásica es excluyente. Se trata
de aquella que no es popular ni folclórica; es hecha por pocos con la idea de
que la gusten muchos, pero estos no son tantos. Sus autores y ejecutantes han
estudiado una larga carrera en escuelas especiales que se llaman
conservatorios, y sus oyentes, en general, han sido inducidos a gustarla por
tradición familiar, que después puede cultivarse. Se requiere de cierta iniciativa
personal para llegar a ella. Lo que es definitivo es que ha trascendido las fronteras
del tiempo y el espacio y en la actualidad es universal.
Además de las limitantes
de no ser folclórica o popular, la música clásica estuvo confinada a un ámbito
geográfico, el de la cultura occidental, es decir, los pueblos europeos y sus
herederos culturales, primero los americanos y después algunos otros. En fechas
recientes tiene un desarrollo notable en el extremo Oriente. Hay también una
limitante temporal. Con el término de música
clásica nos referimos a aquella creada después del Renacimiento; como año
de referencia, el 1600.
Esta música clásica es el fenómeno cultural más brillante que se ha dado
en la historia de la humanidad, sólo comparable, por sus alcances, a la ciencia
de la Europa posrenacentista, la madre de nuestras universidades actuales.
Ahora bien, tanto en la
música clásica como en la folclórica y la popular hay variedad, determinada por
el uso de la música: hay música para cantar, para ser escuchada y para bailar;
y dentro de cada uno de estos apartados hay, a su vez, variantes. En la música
popular, para cantar hay corridos, boleros, rancheras y otros; para bailar hay
cumbia, mambo, salsa y más. En la música clásica hay canciones, hay danzas y
música para escuchar; esta es la más abundante y puede ser por solistas, dúos,
tríos, cuartetos y así aumentando hasta orquesta de cámara (20
instrumentistas) y gran orquesta, que mejor se conoce como orquesta sinfónica.
En la actualidad va entre sesenta y cien instrumentistas, pero las hay de menos
y las hay de más. Siempre tiene director. El ejemplo más
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Orquesta sinfónica moderna con su director al frente |
La sinfonía me parece la cumbre de la música clásica para gran
orquesta. Surgió en la segunda mitad del siglo XVIII en el ámbito alemán,
después de la muerte de Johann Sebastian Bach. Sus hijos, Carl Philipp Emanuel
y Johann Christian, al mismo tiempo que otros compositores alemanes de la
escuela de Manheim, hicieron las primeras obras con la estructura formal de la
sinfonía clásica. Hay que hacer notar que durante el Renacimiento y la época
barroca se hicieron algunas piezas menores con el nombre de sinfonía, pero que
nada tienen que ver con nuestra sinfonía clásica.
La sinfonía es una obra
muy estructurada, grande, seria, que consta de varias partes que se nombran
movimientos y en general es larga. Las breves son de treinta minutos y las hay
de más de cien. Pero lo importante de la sinfonía es su papel de mensajera de
ideas y estados de ánimo emitidos en lenguaje musical, que suele ser bello y
lo es más cuando se consigue descifrarlo; entonces la experiencia es
infinitamente enriquecedora del espíritu.
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Portada de la primera edición de la Quinta Sinfonía de Beethoven |
Los movimientos de la
sinfonía clásica suelen ser cuatro, aun cuando hay obras de sólo dos y de hasta
seis. Cada uno tiene carácter y estructura diferentes, el mensaje es distinto y
suelen acomodarse conforme a un orden que ha demostrado ser el que más llega a
los oyentes. Hay sinfonías que no lo siguen, pero la mayoría sí y es así:
1. Un movimiento sonata,
que es académico, formal y sabio; expone las ideas rectoras y el carácter de la
sinfonía entera. Su estructura es compleja y en general es rápido (Allegro),
pero no mucho. Es mejor dejarse llevar por los hermosos sonidos a tratar de
entenderla.
2. Un lied, una
canción sin palabras, más lento que el primero (Adagio), sentimental y
romántico. Se siente que se puede
cantar y suele enternecer.
3. Un Minueto con trío
o un Scherzo. Este último es el derivado moderno del minueto. Es una
danza, es un juego, es una broma y en ocasiones una burla que alterna comedia y
tragedia. Su forma musical suele ser simple y fácil de seguir. No suele ser
rápido ni lento, suele ser un Andante.
4. Un Rondo final,
un auténtico juego de ronda infantil, muy rápido (Presto), muchas veces
con la misma estructura del movimiento sonata pero ligero, que suele terminar
en forma festiva la obra entera.
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Portada de la Novena Sinfonía de Dvorak "Del Nuevo Mundo" |
Cientos de compositores
han escrito miles de sinfonías. Ahí están. Claro que, como sucede en el arte,
hay las que más gustan y las que gustan menos, lo que determina que las
primeras sean las que más se toquen en conciertos, se graben y se escuchen.
Voy a nombrar algunos de los
compositores más notables de sinfonías desde su origen hasta nuestros tiempos.
Será en orden cronológico, sin significado de preferencia o gusto de mi parte.
Franz Joseph Haydn,
austriaco, 1732 – 1809. Ciento cuatro
sinfonías y más...
Wolfgang Amadeus Mozart, austriaco,
1756 – 1791. Cuarenta y una sinfonías.
Ludwig van Beethoven,
alemán, 1770 – 1827. Nueve sinfonías.
Franz Schubert,
austriaco, 1797 – 1828. Ocho sinfonías.
Félix Mendelssohn,
alemán, 1809 – 1847. Cinco sinfonías
César Franck, belga, 1822
– 1890. Una sinfonía.
Johannes Brahms, alemán,
1833 – 1897. Cuatro sinfonías.
Piotr Illich Chaikovsky, ruso, 1840 – 1893. Seis
sinfonías.
Antonin Dvořák, bohemio, 1841 – 1901. Nueve
sinfonías.
Gustav Mahler, austriaco, 1860 – 1911. Diez
sinfonías, la última inconclusa.
Jean Sibelius, finlandés, 1865 – 1957. Siete
sinfonías.
Heitor Villa-Lobos, 1887 – 1959, brasileño. Doce
sinfonías.
Serguéi Prokófiev, ruso, 1891 – 1953. Nueve sinfonías, dos juveniles
Carlos Chávez, 1899 – 1978, mexicano. Seis
sinfonías.
Dmitri Shostakovich, ruso, 1906 – 1975. Quince
sinfonías.
Quizá algún compositor
importante se me esté escapando, pero ninguno me sobra. César Franck compuso una
sola, pero ¡que sinfonía! Esa sola basta para tenerlo en la lista de los grandes
sinfonistas de la historia.
Y ahora, la lista de mis cinco
sinfonías favoritas, enlistadas en orden cronológico de cuando fueron
hechas, no por preferencias.
Sinfonía 41, "Júpiter", 1788.
Sinfonía 3, "Heroica", 1804.
Sinfonía 8, "Inconclusa", 1822.
Sinfonía 9, 1908.
Sinfonía 5, 1937.
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