Soy médico cirujano, con muchos años encima y algunos menos de recibido. Tengo una especialidad quirúrgica y aunque no en su totalidad, sigo en el ejercicio de mi profesión. La cirugía la dejé hace casi diez años, por voluntad y responsabilidad propias.
Los médicos cirujanos solemos tener un hospital como base de operaciones, como cuartel general, como trinchera; es nuestro hospital. El mío es el Hospital La Luz, que fue el Sanatorio de La Luz por cien años que recién cumplió en el septiembre pasado. Ha sido y es un gran hospital y lo quiero mucho.
Está situado hacia el Oriente de la ciudad, en una manzana completa y sus edificios han aumentado en el curso de los años; pero aún queda espacio para áreas verdes, que siempre han sido hermosamente aprovechadas en hermosos jardines floridos meticulosamente cuidados. Yo no se antes, pero ahora está al cuidado de un sólo jardinero de mediana edad; notable jardinero y amante de las flores.
Esta entrada está dedicada a las
flores de ese jardín, verdadero remanso de belleza y emoción por la estética de su floralia. Es variado, pero predominan las rosas, de las que este hombre consigue bellísimos ejemplares y arreglos. No se diga más y adelante con las flores del jardín del Hospital La Luz.
Además, el señor tiene como afición la escultura, que ejerce en los setos a su cuidado. En la fotografía, un padre, en el centro, guía el trabajo de sus hijos.
Espléndido.
Ya no habrá mucho escrito, solo imágenes floridas.
De los lirios, en general, es difícil lograr bellas fotografías. No es el caso de los de mi hospital.
¡Ayyy! ¿Va o viene?
7
Rosas, todas tirando a viejonas,
pero todas aún hermosas.
Muchas fotografías quedan en el archivo, pero es momento de terminar con el fondo del ventanal del Auditorio "Dr. Melchor Díaz Rubio".
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