Una vez más, como ocurre cada año por estas fechas del año, ARDE MORELIA.
Entra la Primavera, los campos están secos, los días son largos y calurosos, las lluvias no se declaran aún y los cerros del Poniente de nuestro Valle de Guayangareo se encienden, se INCENDIAN. No son incendios espontáneos, son provocados por las "rozas" y las quemazones intencionales de los bosques de oyamel para forzar el cambio de uso de suelo a uno más productivo, como la urbanización o el aguacate.
El clima se vuelve insoportable por el calor y en las casas no se sabe donde se está peor, en el interior o afuera. Los atardeceres son soberbios espectáculos con un sol todo rojo fuego, color que no le es natural, es por el humo; no es hermoso, es triste.
En las mañanas, los cerros del Poniente se ocultan por una masa blanca que no es neblina, es humo; y a humo huele todo el día, más en las tardes, que el viento nos lo avienta del Poniente.
Este humo, noche y día mientras no llueva, es perjudicial para la salud; puede matar por enfermedad pulmonar, por asfixia.
Mientras tanto, ciudadanos y autoridades, municipales, estatales y federales, permanecemos de brazos cruzados. Pagaremos muy caro por ello, TODOS.
Nota: Recomiendo ir a la entrada de este blog que se publicó el 26 de abril de 2021, hace un año y una semana.



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