¿Beben vino rojo los alemanes?
Esta pregunta, que es la del título de esta entrada, me la hicieron hace algún tiempo y simplemente contesté que sí, creyéndolo sinceramente y no viendo la razón de la pregunta. Recientemente me la volvieron a hacer y contesté igual que hace años, pero quedé pensativo hasta ahora, cuando ya encontré las razones de la pregunta y que mi respuesta ha sido buena en ambas ocasiones.
La pregunta, que no debe ser rara en el mundo, se debe a que las tres generaciones que habitamos nuestro planeta Tierra en la actualidad, sólo sabemos de Alemania lo que es y hace después de la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1944); de lo anterior poco sabemos.
Terminada la guerra, la reconstrucción de Alemania se inició en todas las esferas de la vida y a un ritmo milagrosamente acelerado; esto incluyó la enología, que es la ciencia, técnica y arte de hacer vino, distribuirlo y consumirlo. Por razones que ignoro, se dio preferencia al vino blanco de uva Riesling en las riberas de los ríos Rin y Mosela y se hizo con amor, calidad y sabiduría. Quedó en la consciencia de casi todo el mundo que los alemanes sólo bebían vino blanco del Rin y cerveza de barril entonando cantos de taberna. Las cosas no eran totalmente así y además, han cambiado mucho en setenta y cinco años. El panorama actual es como sigue, según yo lo se.
Al término de la guerra y durante los primeros treinta años, en Alemania:
1. Se bebía más cerveza que vino; ahora se bebe más vino que cerveza. En un censo reciente, en el ochenta y seis por ciento de las casas alemanas se compró vino para consumo familiar en un año.
2. Se bebía más vino blanco que tinto. Ahora es lo contrario, se bebe más vino rojo que blanco.
3. Ha bajado notablemente el consumo de bebidas espirituosas (destilados) y vinos espumosos (champaña) y se prefieren los vinos regulares: tinto, rosado y blanco.
4. Ahora se bebe más vino importado que de producción local.
La razón de este aparente caos en las costumbres del pueblo alemán bebedor es económica. La producción local del vino es muy costosa y los vinos importados le resultan más baratos al pueblo alemán bebedor. Las importaciones más importantes son de Francia, Italia y España, aunque a últimas fechas se ha incrementado grandemente la importación desde Chile, Sudáfrica, Australia y, por supuesto, de los Estados Unidos, que es un gran productor de buenos vinos.
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